Las últimas noticias en el sentido de que Angela Merkel, la Gran Fracasada ¿se acuerdan Vds?, pedía la modificación del Tratado de la Unión para expulsar a los miembros del euro que no cumplan con los criterios de convergencia, es mucho más preocupante de lo que los más optimistas puedan sospechar. Por ser importante, creo que hasta el exacto momento en el que la Gran Fracasada de Europa manda el recadito es importante, cosa que voy a intentar explicar.
 
            Hace alrededor de un mes, el Sr. Zapatero acude a la cumbre del Foro Económico Mundial en Davos y al Parlamento europeo en su calidad de presidente de turno de la Unión. Demasiada agenda europea para lo que place a nuestro presidente, mucho más a gusto en la ONU o en la Alianza de Civilizaciones donde se explaya a modo con los discursitos vacuos e infantiles en los que tan bien se halla. El caso es que en esas dos cumbres, a Zapatero le cantan las cuarenta y le abren los ojos sobre lo dramático de la situación. Alguien le explica –con traductor y hasta puede que con maestro de escuela- que si no acomete una serie de reformas, no es sólo que España no sale de la crisis, cosa que a Zapatero importa tres porque para él la crisis no es sino la mejor oportunidad de seguir subvencionando gente y comprando votos, sino que puede ser hasta expulsada del euro. Y Zapatero, esta vez sin necesidad ni de traductor ni de maestro de escuela, que para eso sí tiene la calculadora fina, entiende fácilmente que lo de ser expulsado del euro puede tener un coste electoral superior a las ventajas de seguir comprando votos mediante subvenciones.
 
            Contrito de dolor y arrepentido, vuelve de su gira europea y se disfraza de gobernante responsable, mientras pone sobre la mesa tres o cuatro debates serios. A algunos incluso nos hace pensar que el ínclito Jordi le ha dado ya las dos tardes de economía que le prometió. Nos habla de la reforma de la seguridad social, de la reforma laboral, de la reducción del gasto público... Pero ¡ah amigo! Toca explicárselo ahora al Vicepresidente sin cartera del Gobierno, el Sr. Méndez, D. Cándido, a quien el trajecito nuevo del presidente no le gusta un pelo, y para hacerle comprender su desagrado, le monta un conato de manifestación que, aunque apenas sirve para reunir a cuatro o cinco amiguetes liberados, es suficiente para que el Sr. Zapatero “entienda”.
 
            Calzado de nuevo en sus zapatos, el Sr. Zapatero se dice: “A estos de Europa les doy yo un pase torero como los que le doy al Rajoy, y a otra cosa mariposa. Y las reformitas que las vayan haciendo ellos, que a mí me basta con esperar pa que Alemania me saque de la crisis, y yo a lo mío: mi gastito social, mi PER, mi parito, mis cuatro monaditas, y de aquí no me echa ni su padre. Y pa abrir boca, un poquito más de IVA pa pagar los estudios clitorianos de la Bibi, los restaurantes de la Garmendi, las ONG de mi Leire, los 400 euritos que les doy a los que mando al paro, que esto, yo, lo hago como nadie”.
 
            Así están las cosas, los europeos callados como si no se enteraran de nada, cuando de repente la Gran Fracasada, (o sea, la primera mujer alemana que es canciller, el primer germano oriental que dirige la Alemania reunificada, la mujer más poderosa del mundo según la revista Forbes) le dice a Zapatero: “Oye compañero [últimamente a Zapatero todo el mundo le llama “compañero”], que lo de Davos y Estrasburgo iba en serio, y ni nosotros somos Rajoy ni esto es España”. Y le manda el segundo aviso: el de ayer, el de la reforma del Tratado para expulsar gente del euro, como si Alemania necesitara de muchas reformas para echar a alguien del euro como se le encarte.
 
            En fin amigos, que si alguno de Vds. guardó pesetas que no las tire, que a lo peor le hacen falta. Y si no, al tiempo. Con un poco de suerte, hasta son convertibles con el dracma.