¿Y si el Rey de España se negara a sancionar la ley del aborto?

El asunto no parece tan sencillo de resolver. Hay opiniones encontradas. Algunas tan radicales como poner al Rey en el dilema de firmar o abdicar. Otros piensan que al firmar incurriría en excomunión. En esta misma página hace ya tiempo que se votó en contra de que el Rey firmara una posible ley a favor del aborto.
    Yo podría, desde una postura radical, manifestarme en contra de esa firma. Pero el asunto no es tan sencillo como parece, y hay que juzgarlo sin pasión. Se han dado casos de coherencia, como ocurrió con el Rey Balduino.·        
El Gran Duque de Luxemburgo no sancionó la ley de eutanasia que fué aprobada. aprobada.
·         Los expertos coinciden en que en España, Juan Carlos no haría dejación de sus funciones.

Ofrezco sobre el tema la exposición que Edu Sánchez hizo en su momento. Parece seria y equilibrada.
 
 
 
El rey belga Balduino decidió no ejercer su reinado durante 24 horas para no sancionar la ley del aborto y ahora, su sobrino, el gran duque Enrique de Luxemburgo se ha negado a firmar la norma que autoriza la eutanasia. En ambos casos, el poder Legislativo de sus respectivos países ha podido sortear el conflicto entre la conciencia del Jefe del Estado y la legitimidad del Parlamento. Pero, ¿qué ocurriría en España si Juan Carlos se niega a sancionar o promulgar una Ley? ¿Se atrevería a hacerlo?
(EFE)
"Es jugar a ciencia ficción, porque esa situación es muy difícil que se dé", señala Ignacio Villaverde, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo, para quien al Rey "no le queda otra opción más que firmar lo que le llega a su despacho, porque su función es meramente formal". Con esta opinión coinciden todos los expertos consultados y ninguno de ellos se imagina una situación a la vivida  en Luxemburgo.


 
La Constitución española dedica todo un título a la Corona, en el que se determina las atribuciones del monarca, que son "actos debidos, es decir, le obligan", según recuerda el catedrático Ramón Punset. Por tanto, si Juan Carlos I se negara a rubricar una Ley aprobada por el Parlamento, "estaría cometiendo un fraude constitucional y supondría una crisis de altos vuelos que le costaría la Corona", advierte Punset.
En el caso luxemburgués, el Poder Legislativo ha decidido hacer una pequeña modificación a la Carta Magna y sustituir la palabra "sancionar" por "promulgar". En España, la Constitución atribuye al monarca las dos funciones y su reforma, según el profesor Villvarde, "no podría hacerse con tanta rapidez y supondría un problema serio, porque el Título II está sometido al sistema de reforma agravada".
La fórmula del rey Balduino de Bélgica —que fue incapacitado durante día y medio ante su negativa a sancionar la ley del aborto en 1990— también sería difícil de aplicar en España. "Curiosamente los padres de la Constitución no previeron el concepto de ´incapacidad temporal´ y recogieron la fórmula de inhabilitación o de abdicación", apunta Villaverde. "Es lógica, en parte, esa actitud, añade el profesor: intentaron alejarse de la antigua Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado —a la que se recurrió en varias ocasiones durante los últimos meses de vida de Franco—, y, por otra parte, se diseñó una Monarquía vacía de funciones y atribuciones reales".
En cualquier caso, según Punset, tanto el gran duque Enrique como el rey Balduino —ambos con un marcado carácter católico— han adoptado una actitud "hipócrita". "Si su conciencia les impedía ratificar esas leyes tendrían que haber cogido su corona y marcharse a casa", afirma el catedrático.
"Quien más tendría que perder es la Casa Real"
No todas las leyes que ha tenido sobre su mesa el Rey Juan Carlos han sido de su agrado. Almudena Martínez-Fornés, periodista de ABC que sigue a la Casa Real desde hace años, recuerda que en 1985, cuando se aprobó la despenalización parcial del aborto, "Juan Carlos acudió al Vaticano a explicar su difícil situación al Papa y éste fue comprensivo con él".
Otro experto en Monarquía, Ricardo Mateos, señala también que en los últimos tiempos el monarca ha recibido "presiones desde la nobleza" para evitar la reforma de la ley de sucesión de títulos. "Pero él es suficientemente inteligente para navegar por esas aguas y tener siempre presente que actúa como icono de una institución, no como persona", apunta Mateos. Según este experto —que acaba de publicar el libro ´La Reina Sofía´— algo parecido hizo hace años el rey de Suecia, Carlos XVI Gustavo, "que públicamente se opuso a la reforma de la sucesión monárquica (se eliminó la prioridad del varón sobre la mujer), pero aceptó la decisión del Parlamento con todas sus consecuencias".
Tanto los constitucionalistas como los expertos en Familia Real consultados coinciden en destacar que durante su reinado, el monarca ha cumplido sus funciones de manera "impecable", según Punset. "El Rey ha tenido a gala el cumplimiento estricto de la norma y un respeto inquebrantable a las Cortes y el Gobierno", añade Villaverde, que concluye que si Juan Carlos se negara en algún momento a cumplir su cometido, "quien más perdería sería la Casa Real, porque romperían con un pacto tácito de caballeros: la monarquía no se mete en camisa de once varas y las instituciones del Estado no cuestionan su presencia".
 Tomado de:  
http://www.soitu.es/soitu/2008/12/03/actualidad/1228310497_328979.html

El lector es muy libre de pensar lo que considere oportuno. Aquí no hay nada dogmático. Es lamentable que se llegue a esta situación tan pintoresca, no ya por exigencia de la moral católica, sino por puro humanismo. Pero así están las cosas cuando los hombres deciden, por unos cuantos votos, que eliminar a seres inocentes es un derecho. Eso mismo ha ocurrido en todos los regímenes totalitarios, y, lamentablemente, sigue ocurriendo. La historia juzgará esta barbarie en su momento.
De momento los que pierden son los que no van a poder nacer. Y la Corona, en tre unos y otros,  tampoco va salir bien parada
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Juan García Inza
juan.garciainza@gmail.com