UNA HIPÓTESIS MÁS SOBRE DÓNDE Y CUÁNDO FUE ASESINADO MONSEÑOR IRURITA

En el capítulo 10 dice Ràfols haber hallado en el Archivo Histórico Nacional el informe de un espía infiltrado en círculos anarquistas de París, según el cual Mons. Irurita habría sido asesinado a finales de enero o primeros de febrero en un monte del trayecto de la Seo de Urgel a Andorra, por unos innominados anarquistas catalanes del ramo de la alimentación en su retirada camino de Francia.

Como suele suceder en las actuaciones de estos confidentes infiltrados, el informante pide con apremio 3.000 ptas. para trasladarse a los campos de refugiados del Pirineo Oriental francés y obtener allí más información de “quienes conocen el caso perfectamente”, pero que, como era de esperar, no logrará obtener, al haberse marchado ya éstos a Méjico. El informe del infiltrado parece más bien un intento de gancho de un vividor para obtener un dinero.

Rafols halla en la pieza de Lérida de la Causa General un documento de 1942 en el que el fiscal instructor da cuenta de la noticia de que el 30 de enero de 1939 habían aparecido dos cadáveres mal enterrados en el bosque de Arabell y Benestar, y el 2 de febrero otro en el collado de la Torre, en el camino de la Seo de Urgel a Andorra, de lo que el autor deduce, sin más, que alguno de ellos podría ser el de Mons. Irurita.  

En su retirada hacia Francia las tropas republicanas asesinaron a centenares de desertores, civiles emboscados y prisioneros, de los que los indocumentados cadáveres hallados mal enterrados no serían sino una mínima muestra. Esta es la novedad del libro, destacada por la propaganda como la clave que dice resolver el para algunos misterios de la muerte de Mons. Irurita.

El libro sería un eslabón más de la cadena de escritos que vienen apareciendo periódicamente contra Mons. Manuel Irurita, por parte de Cardó, Raguer, Galtés, Sospedra, Bada, Martí Bonet, Mir, Feliu… que parten del hecho, para ellos incuestionable, de que al obispo no le mataron en Montcada la noche del 3 de diciembre de 1936, y Ráfols pretende que con su libro ahora tal muerte queda definitivamente descartada.

Si para la beatificación por martirio de un Siervo de Dios se precisa acreditar dos hechos: el primero su muerte, y el segundo que ésta sea ejecutada “in odium fidei”, por odio a la fe.  Los detractores, al no poder negar esta segunda condición, pues le mataron creyéndole ser sólo un sacerdote más, convienen en impedir la acreditación del hecho de su muerte el 3 de diciembre de 1936 en el cementerio de Montcada mediante sucesivos y contradictorios infundios, de los que ahora su muerte camino de Andorra sería el más reciente.

EL SIERVO DE DIOS MANUEL IRURITA ALMÁNDOZ SÍ FUE ASESINADO EL 3 DE DICIEMBRE DE 1936 CON SU SECRETARIO MN. MARCOS GOÑI Y LOS HERMANOS ANTONIO Y FRANCISCO TORT ANTE LA TAPIA DEL CEMENTERIO DE MONTCADA

Hispania Martyr Siglo XX ha realizado una documentada investigación que acredita fehacientemente la categórica afirmación del Cardenal Mons. Narciso Jubany en la catedral de Barcelona en la Misa solemne con una cincuentena de sacerdotes y numeroso concurso de fieles el 3 de diciembre de 1986, 50º aniversario de su inmolación: “A la nit fosca i freda del 3 de desembre de 1936 el bisbe de Barcelona, Mons. Manuel Irurita Almándoz va ser assassinat a la tàpia de l'cementiri de Montcada”. “En la noche oscura y fría del 3 de diciembre de 1936 el Obispo de Barcelona, Mons. Manuel Irurita Almándoz fue asesinado en la tapia del cementerio de Montcada”.

  1. José Javier Echave-Sustaeta del Villar, entrevistado por el periodista D. Javier Navascués en el video que adjuntamos, refuta los argumentos fundamentales alegados por los contradictores de la muerte de Mons. Irurita en Montcada el 3 de diciembre de 1936, afirmando:

Primero: La persona que a media mañana del 28 de enero de 1939 salió por la puerta del Archivo General de Cataluña, instalado en el incautado Palacio Episcopal, no era Monseñor Irurita.

Segundo: Los restos sepultados en la Capilla del Cristo de Lepanto de la Catedral de Barcelona, extraídos del cementerio de Montcada, son sin ningún género de dudas los de Mons. Manuel Irurita, según se acredita con probabilidad superior al 99,9% mediante realización de prueba de ADN Mitocondrial con los restos de sus hermanas enterradas en Valencia, efectuada por el Catedrático de la Universidad de Santiago Dr. D. José María Carracedo y el Profesor de  la Universidad de San Sebastián D. Francisco Etxeberria .

Tercero: El enterrado en la Catedral de Barcelona no puede ser D. Marcos Goñi, pues el parentesco entre Mons. Irurita Almandoz y su sobrino Don Marcos Goñi Almandoz es de 7º grado en derecho civil por lo que el Obispo era tío tercero de D. Marcos Goñi, pero no por línea materna, según dictamina D. Juan José Martinena Ruiz Director emérito del Archivo General de Navarra a la vista de las partidas de bautismo de Mons. Irurita y D. Marcos Goñi, sus padres, abuelos y bisabuelos, certificadas por el Obispado e Pamplona.

El profesor D. Francisco Etxeberria, a la vista de dicha genealogía, concluye que los restos sepultados en la catedral de Barcelona extraídos por él y estudiados por el Dr. Carracedo, no pueden ser en ningún caso de Don Marcos Goñi, pues éste recibe su ADN de su abuela materna Dª Martina Etulain, mientras que a Mons. Irurita le viene de su abuela materna Juana Josefa Irurita Iraizoz.

Cuarto: El invocado informe de un innominado espía del jefe de policía de Barcelona infiltrado en círculos anarquistas españoles en París sobre que a Mons. Irurita lo asesinaron unos anarquistas catalanes del ramo de la alimentación en su retirada camino de Francia, carece de valor probatorio alguno, ni siquiera indiciario, máxime cuando viene acompañado de petición de una suma de dinero, de lo que pueden sospecharse otras motivaciones.

Quinto: Los dos cadáveres hallados mal enterrados en el monte entre Arabell y Genestar, en el trayecto de Seo de Urgel a Andorra el 30 de enero de 1939, y el hallado el día 2 de febrero, no hay ninguna prueba que permita relacionarlos con la persona de Mons. Manuel Irurita, máxime si se pretende que día y medio antes estuviera en la puerta de su ex palacio Episcopal de Barcelona, a 170 Km. de la Seo, debiendo cruzar la línea de frente de guerra, y cuando para salir de Barcelona se precisaba de una autorización especial de la jefatura militar.