«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?
Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».
Mt 2, 2

Queridos hermanos:

Estamos ante la fiesta de la Epifanía del Señor. Como dice la oración de inicio de la eucaristía, Epifanía significa “manifestación”, es la fiesta de la manifestación del Emanuel al mundo, para nosotros es como una segunda Navidad. “Enmanuel” significa Dios con nosotros, donde se ofrece la vocación cristiana a los gentiles, donde se ofrece la fe que es constitutiva para la Iglesia misionera del pueblo de Dios, que simboliza, cimentada como primicia de los magos, a un pueblo que camina guiado por la Estrella de la fe para contemplar el reino de Dios. Hoy Cristo es el gran desconocido, por eso se nos invita a adorarlo. La primera lectura que es del libro del Profeta Isaías que dice: “¡Levántate y resplandece, Jerusalén, porque llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!”. Ha llegado la luz en medio de las tinieblas que estamos viviendo fruto del Covid, de la situación mundial; y aparecerá la luz con Jesucristo, que es la gran riqueza que todos tenemos. Por eso termina diciendo Isaías: “Te cubrirá una multitud de camellos, dromedarios de Madián y de Efá. Todos los de Saba llegan trayendo oro e incienso, y proclaman las alabanzas del Señor”; porque la riqueza de este mundo no se compara con el Mesías, la verdadera riqueza.

Por eso respondemos con el Salmo 71: “confía tu juicio al rey…póstrense ante él todos los reyes, y sírvanle todos los pueblos”. Todos los pueblos adorarán esta riqueza de Dios hecho hombre y “Él salvará la vida de los pobres”. Hermanos, aprovechemos este día para contemplar a Jesús que es la gran riqueza del hombre, que da sentido a la vida, al sufrimiento y a la muerte.

San Pablo en la segunda lectura nos muestra la revelación del ser de Dios padre que se ha manifestado a los hombres a través de Jesús, para que los gentiles, los alejados puedan encontrarse con Él.

Por eso el Evangelio de San Mateo dice que los magos representan a los paganos, cuando lo encuentran su alegría fue inmensa y cayendo de rodillas lo adoraron. La mirra, que significa la sepultura real del Mesías, nos hace presente el misterio de Pascua que anuncia y preludia a la elección de los paganos, por eso los magos de oriente preguntaban dónde está este rey. Hoy también nos preguntamos dónde está el Rey. El sentido de la vida está en Jesucristo, pero Herodes quiere destruir al Mesías. Herodes simboliza el poder, prestigio, la fama, el poder político. Por eso Herodes llama en secreto a los magos para precisar dónde había aparecido esta estrella y los envía Belén a averiguar qué había ahí. Los reyes magos se pusieron en camino a Belén, una aldea pobre, para adorar a Jesús, llevando los regalos, oro, incienso y mirra. Hermanos hoy, en este domingo de la Epifanía, de la manifestación de Dios hecho hombre, hecho carne al mundo, la Iglesia tiene la gran misión de presentar la felicidad al hombre. Herodes, que simboliza el poder, el dinero, lo político; no salva al hombre. Presentemos al Mesías hecho carne, hecho niño, que no viene con violencia pero que tiene el poder de salvarnos. Siguiendo la estrella, esta estrella que es la Iglesia, volvamos, retornemos a ella para encontrar sentido a la vida. Ánimo hermanos, que en Jesús está la Vida Eterna. Contemplemos a Jesús a través de la Palabra de Dios, pongámosla en práctica y encontraremos la felicidad.

Feliz año nuevo y fíjense en Jesús que es la estrella para el hombre de hoy.

+Con mi bendición

 

Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao