Ha llegado el verano, tiempo de vacaciones y de descanso. Ese "alto en el camino" que nos permite recuperar fuerzas, dedicar unas jornadas a ejercicios espirituales, retiros, revisión de afanes y tareas, para poner a punto nuestra agenda cristiana y pastoral. Y también, si nos es posible, descubrir nuevos paisajes, aunque este año todo es un poco más extraño, más difícil. He aquí un puñado de "sugerencias vacacionales".

  1. Abramos nuestra vida al descanso; nuestra mirada, a la naturaleza; nuestro corazón, a la humanidad.
  2. Viajemos a "nuestro interior", que es el viaje más difícil, pero más importante. Así nos lo aconseja el prior del monasterio de Silos, padre Moisés Salgado.
  3.  No tengamos miedo a "intentar lo imposible", siguiendo aquel consejo del poeta alemán Hermann Hesse: "Para que pueda surgir lo posible, es preciso intentar una y otra vez lo imposible".
  4. No caigamos en una de las mayores debilidades: "Abandonar caminos y compromisos". La forma más segura de tener éxito es siempre intentarlo una vez más.
  5. Evitemos el gran riesgo que siempre nos acecha: "Comulgar con Cristo en lo íntimo del corazón, sin preocuparnos de comulgar con los hermanos".
  6. Busquemos tiempo para leer. No se trata de leer mucho, sino de leer bien. Los libros buenos deben ser leídos y releídos constantemente, porque la riqueza intelectual que almacenan nunca se agota.
  7. Aprovechemos el silencio para orar. Grita, suspira, escucha. "Y oirás su Voz".
  8. Amemos sin fronteras. Si no sabemos, tengamos compasión de nosotros.
  9. Lo decisivo es abrirnos confiadamente al Misterio de un Dios que es Amor y Bondad insondables.
  10. Hoy más que nunca necesitamos una solidaridad fuerte y vigorosa, sin olvidar que implica siempre autodonación y sacrificio.