Menuda se ha montado en Chile con la píldora del día después. Tan grande que todavía no está muy claro que es lo que finalmente ha ocurrido. Parece que uno de las últimas leyes que deja firmadas la todavía presidenta del país, la Sra. Bachelet, desde hoy en funciones una vez celebradas ayer elecciones, es la que va a permitir la expedición de la píldora del día después en un país, Chile, donde ningún aborto es legal, y en el que incluso alguno de los partidos que componen la coalición de izquierdas que hasta ahora ha venido gobernando y que ayer perdió las elecciones, concretamente la Democracia cristiana del Sr. Frei, es contrario a su legalización.

 

            Para que el proyecto de ley de expedición de la píldora del día después saliera adelante, en el sistema legislativo chileno es preceptiva su firma por el presidente de la Cámara. El caso es que por razones no bien explicadas, el Sr. Rodrigo Alvarez, cuya contraria posición al respecto es bien conocida, se mantuvo en paradero desconocido durante unas horas, situación que hizo imposible encontrarle para proceder a la firma de la mencionada ley en tiempo y forma. Saltaron las alarmas y hay quien le ha acusado de haber buscado dicha situación para obviar la firma de la polémica ley, si bien parece que él mismo ha desmentido la versión y la ley, finalmente, ha sido firmada.

 

            Lo que cabe entresacar en cualquier caso del mencionado incidente, es que la citada ley que en el país hermano pretende liberalizar la dispensa del polémico abortivo, no goza del consenso del que una ley con las importantes consecuencias de la que hablamos, debería gozar. Por lo que pretender promulgar la ley apenas unas horas antes de que se produzcan unas elecciones que de hecho la coalición que defendía la promulgación de la ley ha perdido no parece, políticamente hablando, un comportamiento precisamente honesto.

 

            Lo que por otro lado, desluce una trayectoria si no impecable, sí desde luego muy loable por lo que se refiere al gobierno izquierdista de Chile, país que disfruta de una izquierda homologable entre las más modernas y moderadas del mundo, algo aún más reseñable en la región del globo en la que se halla, lo que le ha convertido en el país fiable y riguroso del que hablan todas las crónicas.

 

            La de la píldora del día después será pues, una de las patatas calientes que se encontrará sobre la mesa el nuevo líder de la nación, el Sr. Piñera, primer presidente chileno electo de derechas en nada menos que medio siglo, al cual deseamos una feliz presidencia llena de éxitos y prosperidad. Y por supuesto, que dé marcha atrás en lo relativo a la píldora del día después, un regalito incómodo que, con malas artes, le ha dejado el Gobierno que le ha antecedido en el puesto.