Seguro que a algunos de los que nos leen les han llamado alguna vez ultracatólico, radical, extremista o cosas similares. A mí me ha pasado.

La verdad es que me molesta, pero no por mí sino por el concepto de cristiano que tiene el que me lo dice. Si a mí, que creo en Cristo y Sus enseñanzas, me llama "ultra", entonces ¿el otro en quién cree?

Pondré un ejemplo. Hay cosas en las que se puede ser mucho o poco: muy deportista o poco deportista, muy habilidoso o poco habilidoso,  muy fan de los Beatles o poco fan.

Pero en otras cosas simplemente se es o no se es. Por ejemplo, no se puede ser muy médico o sólo un poco médico; o un poco presidente o mucho presidente. O eres médico, presidente, o no lo eres... pero no caben medias tintas.

Pues si decimos que existe un Ser Superior al que llamamos Dios, que es infinito, creador de todo lo que existe, que vino en persona a la Tierra, que nos ha dicho lo que quiere de nosotros... Si aceptamos todo esto como verdad ¿vamos a ponernos a decir "esto sí pero esto no"?

Menudo disparate. Si aceptamos todo eso, el cristiano tiene que creer en todo lo que Dios, directamente y a través de Cristo, ha dicho, según la interpretación que nos da la Iglesia (que también la fundó Cristo). Todo. Y eso es lo que nos hace cristiano a secas, sin apellidos.

El apellido hay que ponérselo al que cree en unas cosas y en otras no cree. Ese es un semicristiano... Y de ahí para abajo, según el caso de cada uno.

Aramis