EVANGELIO

Fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios
Conclusión del santo evangelio según san Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:
«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra del Señor.

La gran transformación.

A los esposos que creen, les acompañarán estos signos (Papa Francisco Amoris Laetitia 163):
“El amor que nos prometemos supera toda emoción, sentimiento o estado de ánimo, aunque pueda incluirlos. Es un querer más hondo, con una decisión del corazón que involucra toda la existencia. Así, en medio de un conflicto no resuelto, y aunque muchos sentimientos confusos den vueltas por el corazón, se mantiene viva cada día la decisión de amar, de pertenecerse, de compartir la vida entera y de permanecer amando y perdonando. Cada uno de los dos hace un camino de crecimiento y de cambio personal. En medio de ese camino, el amor celebra cada paso y cada nueva etapa.
… El vínculo encuentra nuevas modalidades y exige la decisión de volver a amasarlo una y otra vez. Pero no sólo para conservarlo, sino para desarrollarlo. Es el camino de construirse día a día. Pero nada de esto es posible si no se invoca al Espíritu Santo, si no se clama cada día pidiendo su gracia, si no se busca su fuerza sobrenatural, si no se le reclama con deseo que derrame su fuego sobre nuestro amor para fortalecerlo, orientarlo y transformarlo en cada nueva situación.”

Aterrizado a la vida matrimonial:

Jorge: Señor, mi mujer me ha acusado injustamente, de haber faltado a mi palabra y a mi compromiso. Me ha dolido mucho, Señor, porque esto es atacar mi dignidad y, después de afanarme por demostrarle que estaba equivocada, he sentido la necesidad de exigirle que me pida perdón, pero ella no le da importancia. Me dice que soy un exagerado. Y no lo estoy viviendo con paz, Señor. Necesito más la presencia del Espíritu Santo, porque yo no puedo. Este veneno sí me está afectando y es porque no estoy amando como Tú. Ayúdame, Señor.

Madre,

Hoy celebramos el 101 aniversario del inicio de Tus apariciones. Tú eres nuestra Madre querida, que viniste a sacarnos de nuestra oscuridad. Bendita seas, Madre. Envíanos el Espíritu Santo. Amén.

 

Nota: Próximas misiones