Año del Señor 2018
13 de abril 

Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              

LILIPUTIENSES

Estaba comiendo tan tranquila, con la cabeza hacia abajo, cuando, de repente, oigo una voz que dice:

-¿Quieres zumo?

Levanté la cabeza... ¡Madre mía! No te imaginas el brick de zumo que llevaba en l as manos la monja que me lo ofreció. ¡Era gigante! No abarcaba ni con los brazos a cogerlo, nunca he visto nada igual. La imagen me pareció divertidísima, pues parecía que la monja que lo ofrecía se había vuelto “liliputiense” ante tanta desproporción.

También nosotros, muchas veces tendemos a llevar un brick gigante creyendo que nos van a valorar o aceptar más, e intentamos llenar nuestros brazos de méritos o hazañas logradas. Vamos para aquí, para allá, hacemos, deshacemos... todo a velocidades de vértigo. Ocupadas las manos con semejante brick, no las podemos utilizar más que para sujetarlo y evitar que se caigan nuestras seguridades. 

Pero tu valor no está en tus obras, en todo lo que puedes llegar a hacer para agradar a los demás. No es la actividad o tus méritos lo que te configura. Te configura el Amor. Te configura esa capacidad que tienes de poner tu brick a un lado para pasar del “hacer” al “ser”. Así también podrás dejar que el otro sea, que el otro llegue a aquello de lo que tú le sientes capaz.

Cristo necesita que tengas las manos vacías, que sueltes todo aquello por lo que crees que te haces mejor. Las quiere libres para que sea Él el que las utilice, para que puedan disfrutar de tender una mano, de enseñar, de dejar paso a otros... y así descubrir que no tienes que lucir nada, que ya no tienes que poner tu valor en un cartón con zumo, sino que tu valor está en que tú seas el recipiente que acoge el zumo, ¡tú eres el brick! Y es Cristo el que te llena con Su Gracia, con Su amor, para que puedas tener las manos libres y así poder repartir el zumo de las mil maneras que se te presentan a cada momento.

Hoy el reto del amor es que tengas las manos vacías, que sueltes tus seguridades. Y, ya que tienes tus manos vacías, úsalas para ayudar a alguien a cruzar la calle, a llevar unas bolsas... Seguro que Cristo te pone la situación que necesitas para usar tus manos.

VIVE DE CRISTO


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¡Feliz día!

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