¿Qué cosa más extraordinaria -para hablar ahora del Bautismo- que el paso del pueblo judío por el Mar (Rojo)? Con todo, los judíos que le atravesaron murieron todos en el desierto. En cambio, el que pasa por esta fuente (bautismal), vale decir, el que pasa de las cosas terrenas a las celestiales -porque este es tránsito, y por ende “Pascua” (pasaje), este es su tránsito del pecado a la vida, de la culpa a la Gracia, de la inmundicia a la santificación-, el que pasa por esta fuente, no muere, sino que resucita (San Ambrosio de Milán. Los sacramentos I, IV, 12)

Que tengan un Pascua de resurrección llena de Luz y Gracia. No se dejen llevar por los brillos del mundo, que hoy más que nunca, el Reino de Dios no es de este mundo.
 
¡Feliz Pascua!