Año del Señor 2018
26 de octubre 
 
Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              
 
TIEMPO DE SEMBRAR, TIEMPO DE RECOGER 
 
Ayer todas las monjas fueron a recoger las nueces y almendras a la huerta. Digo “las monjas” porque a mí me tocó estar en la cocina, y por eso no pude ir. 
 
La recogida de almendras y nueces consiste en poner en el suelo un plástico enorme; después, con unos palos, pegar pequeños golpes a las ramas para que los frutos caigan al suelo y, finalmente, recoger del plástico el fruto. 
 
La verdad es que es impresionante la cantidad de fruto que puede dar un árbol no muy grande. 
 
A media mañana me pasé por la sala, donde había varias monjas seleccionando nueces y limpiándolas. 
 
Me dijeron que, cuando ellas vinieron hace 40 años, no había en la huerta nada, era todo desierto. Comenzaron a contarme cómo plantaron estos nogales y almendros, como cogían cubos de agua desde el convento e iban a regarlos... y cómo ahora, después de tantos años, les parece un sueño recoger este fruto. 
 
Me fui pensando en las palabras de Jesús: “Lo que siembres, eso cosecharás”, o también en la Escritura, donde se nos dice: “No dejéis de hacer el bien, que si no desmayamos, a su tiempo cosecharemos”. 
 
Cuántas veces, cuando haces el bien una y otra vez, tienes la sensación de ser tonto, la sensación de que se ríen de ti, que se aprovechan de tu bondad... y lo que te sale es dejar de hacer el bien; no hacer tampoco el mal, pero sí “pasar de todo” y dejar de plantar. 
 
Pero Jesús no entra en esos cálculos, Él simplemente vive: está convencido de que el bien siempre vence, y que, si perseveras en el bien, al final cosecharás el bien. 
 
Porque todo lo que plantes, lo vas a cosechar. 
 
Mi problema (y seguro que el tuyo también) es la inmediatez, la impaciencia, el querer sembrar hoy por la mañana y cosechar hoy por la tarde. Pero eso es imposible: hoy siembras... y cosecharás a su tiempo. Pero si haces el bien, ese bien te lo encontrarás.
 
Hoy el reto es sembrar el bien a tu alrededor, sin querer recoger el fruto. A su tiempo, el fruto llegará. En tu oración, pregúntale al Señor a quién has dejado ya de hacer el bien; quizás no le haces mal, pero has dejado de sembrar. Acércate a esa persona y ten un gesto con ella desde el amor. Quizás un mensaje de WhatsApp, dándole los buenos días o preguntándole cómo está. No dejes que tu corazón se endurezca: en el día de hoy, planta el bien. 
 
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¡Feliz día!
 
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