Yace el arzobispo don Elías Yanes en el lecho de muerte. Ha llegado a los 90 años de vida. En su larga biografía ha servido a la Iglesia de forma austera, observadora, tímida y sencilla.

Por razones de cargo durante la década de los noventa pude tratarlo cerca. Era un buen pastor, a pesar de las críticas que le llovían desde un lado u otro de la comunidad eclesial española.

Para unos era un lento a la hora de tomar decisiones; para otros trataba de no mojarse con los problemas; ni unos ni otros tenían razón. Monseñor Yanes era él, y era así como se le veía y se expresaba.

De cerca tenía una gran cabeza intelectualmente hablando, preocupado por el quehacer pastoral de su diócesis y de España. Leía de forma voraz. Dialogaba con argumentos de peso y profundos.

Lo quiesieron encasillar, pero se escapaba como buen canario nunca enjaulado. Se llevó bien con San Juan Pablo II y Benedicto XVI. 

Se manejó, siempre acompañado de gentes valiosas, con los políticos socialistas y populares. Y nunca bajó la guardia ante asuntos peliagudos.

Eligió un buen auxiliar, actualmente cardenal en Barcelona, quien nos recibió en su palacio zaragozano con los brazos abiertos a unos andaluces devotos de la Virgen del Pilar.

Descanse en paz don Elías Yanes. La historia futura le hará más justicia que la noches oscuras que sufrió causadas por quienes ellos saben.

Tomás de la Torre Lendínez