¡Oh Dios de la poesía y de las palabras corrientes!
¡Oh Dios de la cadencia de la lluvia en el temblor de las plantas!
¡Oh Dios que me regalas las rosas y los besos
cuando ves que no tengo nada!
¡Oh Dios de la belleza inesperada
o de esa otra que se escabulle pudorosa tras su blusa!
¡Oh Dios de los colores imposibles
con los que pintas los mapas!
¡Oh Dios de los libros donde lees las almas!
¡Oh Dios que invocas nuestras miradas con Tu sangre!
¡Oh Dios de los silencios y de los cuerpos
desnudos como llama!
¡Oh Dios de la misericordia
y de la música que suena en los acordes de las olas!
¡Oh Dios de la textura de esa piel tan blanca
por la que discurren las caricias más sagradas!
¡Oh Dios de los diccionarios y del amor a hurtadillas!
¡Oh Dios de la poesía completa de los amarillos!
¡Oh Dios de carne, ruiseñor crucificado
por mi injuria en Tu canto de bienaventuranza!
¡Oh Dios, Supremo Poeta de la historia!