La situación del déficit que arrastramos es de tal envergadura, que parece imposible su remedio, como el que intenta la cuadratura del círculo. Mientras exista la Babel de las 17 autonomías, con duplicidad de servicios y derroches millonarios, en funcionarios  y gastos de representación, no hay fuerza que pare la avalancha deficitaria. Mal  ejemplo el de La Administración central. Echa mano del dinero del Estado que “no es de nadie”. La austeridad brilla por su ausencia, dando El Gobierno el peor ejemplo a los jerifaltes autonómicos, que apelan a la Constitución, para lograr  la igualdad entre todos. Ni con la presidencia europea levantaremos cabeza. La propaganda no crea bienestar ni trabajo.