El Papa Francisco ha inaugurado la Cuaresma con un mensaje de luz y de esperanza, en el que pide con urgencia, “no apagar la caridad” y denunciar “la violencia contra los no nacidos, los ancianos y los extranjeros”.
“La Cuaresma, signo sacramental de nuestra conversión, anuncia y realiza la posibilidad de volver al Señor con todo el corazón y con toda la vida”, y a continuación, subraya los tres “ejercicios” o “elementos” de la Cuaresma: oración, ayuno y limosna.
Reflexionemos sobre su más hondo significado.
Oración: -Oración es hacer silencio y escucharse interiormente, en una relación continuada, profunda y personal con Dios. -Dirigirnos a Dios con la confianza de hijos y entrar en comunión con Él. -Sumergirnos en el mar inmenso de Dios, para gustar su ternura, “dedicar más tiempo a la oración para descubrir las mentiras secretas con que nos engañamos a nosotros mismos”
Ayuno: -Ayunar es quitar las ataduras consumistas. -Eliminar lo que nos esclaviza. -Aprender de Dios, de su gracia, de su perdón; “el ayuno debilita nuestra violencia, nos desarma, y constituye una importante ocasión para crecer”.
Limosna: -Compartir y dar lo que somos y de lo que tenemos. -En la limosna se da a alguien de quien no esperamos recibir nada a cambio. -La limosna nos ayuda a vivir la gratuidad del don, que es libertad de la obsesión de poseer; “y descubrir que lo que tengo no es sólo mío”.