La vida se nos acaba
como al que trasiega un buen vino,
y al final de ella encontramos
-¡no lo dudes peregrino¡-
la mano  que nos sostiene
del Niño en Belén nacido.
 
Brinda con esperanza
al recorrer  tu camino,
por la dicha que Él te alcanza.
Con este abrazo de  amigo.