Año del Señor 2017
29 de diciembre 

Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              

PAZ ALEGRE 

Mi celda de comunidad está justo encima de la sala de trabajo. Ayer, mientras me cambiaba la ropa, subía el barullo de la fiesta. No lograba captar ninguna palabra, pero se notaba que había muy buen ambiente. Hasta que, un segundo después, llegó nítido el sonido de los aplausos y el grito unánime: 

-¡¡INOCENTE, INOCENTE, INOCENTE...!! 

Sonreí para mis adentros. “¡Vaya!”, pensé, “ya ha caído uno”... 

Sí, sí, porque el reto de ayer... ¡¡era una inocentada!! ¡De principio a fin! Y, aunque hay Cabalgata de Reyes en Lerma, no han pedido voluntarios, ni el Parador ha ofrecido habitaciones... 

Para todos los que no llegamos a cantároslo ayer... “¡Inocente, inocente, inocente...!”

Lo cierto es que no podemos dejar de daros las gracias a todos lo que ayer os pusisteis en contacto con nosotras: familias enteras, abuelos con sus nietos, grupos de amigos... 

Gracias en primer lugar por vuestra disponibilidad, y también por vuestra diplomacia para disimular vuestro asombro cuando os comentábamos que, en vuestra participación voluntaria, debíais hacer cosas de lo más estrambóticas (como montar a camello o teñirse el pelo de color morado), o al contaros las penosas condiciones de alojamiento porque las habitaciones del Parador ya estaban completas: en tiendas de campaña en el patio, con colchones en la cocina, en el desván con goteras...

Pero, sobre todo, queremos daros las gracias por el sentido del humor que todos pusisteis cuando os descubríamos que todo era una broma: ¡fue genial compartir risas a través del teléfono! 

La verdad es que os sentimos parte de nuestra familia, sois un auténtico regalo del Señor, hermanos con los que orar, compartir... ¡y reír! 

¿Cuántas risas brotarían entre los apóstoles y Jesucristo? ¡Él sí que tiene un fino sentido del humor! O, en palabras del papa Francisco: 

“Pensamos siempre en Jesús cuando predicaba, cuando sanaba, cuando caminaba, iba por las calles, también durante la Última Cena… Pero no estamos tan acostumbrados a pensar en Jesús sonriente, alegre. Jesús estaba lleno de alegría: lleno de alegría. Es su alegría interna, su alegría interior que Él nos da. Y esta alegría es la verdadera paz: no es una paz estática, quieta, tranquila”. 

“La paz cristiana es una paz alegre, porque nuestro Señor es alegre. Y Jesús ha querido que su esposa, la Iglesia, también fuese alegre”. 

Hoy el reto del amor es que hagas sonreír a tres personas. Una imagen simpática, un comentario divertido, un rato de juego con los niños... Deja que Cristo te muestre el camino, ¡Él es un auténtico especialista! De Su mano, sonríe, ¡y a repartir alegría! ¡Que hoy tu fe sea alegre! ¡Feliz día! 

VIVE DE CRISTO
 

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¡Feliz día!

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