En días recientes el papa emérito ha vuelto a los titulares. Lo anterior, debido al informe de la arquidiócesis de Múnich sobre el tema de los abusos sexuales por parte de sacerdotes en dicha región. Se le ha señalado por encubrimiento en cuatro casos. Consideramos que Joseph Ratzinger, ahora Benedicto XVI, ha sido uno de los que más ha luchado contra el crimen de los abusos sexuales, de modo que es una grave afrenta que ahora se le pretenda volver un chivo expiatorio.

Creemos firmemente en la tolerancia cero en materia de cualquier tipo de abuso. Los responsables deben ser juzgados y condenados.

Ahora bien, ¿cuáles son las razones para defender el legado de Ratzinger antes, durante y después de su pontificado? Podemos citar, cuando menos, ocho argumentos objetivos:

  1. En los casos que se le imputan de ninguna manera autorizó la vuelta de los culpables a las actividades pastorales.
  2. Fue quien logró la autorización, por parte del papa Juan Pablo II, de que fuera la Congregación para la Doctrina de la Fe la que estudiara y procesara los casos que se quedaban estancados en el ámbito local.
  3. Nada más iniciar su pontificado condenó al sacerdote Marcial Maciel Degollado. El funesto criminal que dejó tantas víctimas de abuso sexual sin tener siquiera la decencia de reconocerlo y pedirles perdón.
  4. Fue el primer Papa en reunirse con las víctimas y, junto con ellas, facilitar a las autoridades civiles la información para condenar a los responsables.
  5. Endureció las medidas penales en el ámbito canónico y estableció procedimientos jurídicos para revindicar la voz de las víctimas.
  6. Aunque ninguna indemnización puede acabar con el dolor de las personas que han sufrido algún abuso, generó procesos para que las instituciones involucradas dieran la cara y pagaran el monto económico de acuerdo con la legislación de cada lugar.
  7. En los casos en que los delitos habían prescrito para las leyes penales de los Estados, estableció que los criminales quedaran recluidos en comunidades específicas para que no volvieran a tener ningún tipo de contacto con víctimas potenciales.
  8. Dio una respuesta de 82 páginas para colaborar con el informe de Múnich. Si hubiera estado involucrado habría guardado silencio. En vez de eso, contribuyó y próximamente hará una declaración; es decir, cuando termine de leerlo y examinarlo que sustente, nuevamente y de forma documentada, su inocencia.

Así las cosas, podemos tener la seguridad de que Benedicto XVI ha sido una de las personas que más ha luchado contra el lastre de los abusos. Su esfuerzo, expuesto en los argumentos anteriores, motiva a seguir creando una sólida cultura de la prevención.