En esta España rara que vivimos, uno de los denodados esfuerzos que hace la política exterior española en estos momentos es el de vendernos que la vuelta al mundo que realizaron dieciocho marinos entre los años 1520 y 1522 fue una operación conjunta hispano-portuguesa en la que ambos países ibéricos compartieron esfuerzos y una misma intención. Una apuesta en la que según me consta, se está incluso presionando a los mejores especialistas españoles sobre el tema, y en la que ganan todos: el Gobierno español, siempre interesado en desmerecer la historia española; el portugués, siempre interesado en engrandecer la suya (como, por otro lado, es lo normal)

             Dado que la financiación y la organización del operativo fue indudablemente español y eso hay pocos hechos que lo puedan desmentir, el argumento se intenta montar sobre el hecho de que Magallanes era portugués, y también lo serían Rui Faleiro que habría estado en la génesis del operativo, y desde luego, algunos o hasta varios marineros de la expedición.

             Ahora bien, la expedición que bien a su pesar (pues no era su intención original) terminó dando la primera vuelta al mundo no es ni pudo ser portuguesa de ninguna de las maneras.

             Hay una poderosa razón que excluye tal participación, y es que el primero al que Magallanes propone la organización del evento es a su propio rey, el portugués Manuel I el Afortunado, y éste la rechaza de plano, no mostrando el menor interés en ella, razón por la cual Magallanes marcha a España, concretamente a Sevilla, y hace, como ya treinta años antes que él hiciera Colón, un intento de conseguir el patrocinio real español.

             Esta sola razón debería bastar para rechazar todo protagonismo luso en la expedición que organiza y manda un, a estas alturas, españolizadísimo Magallanes, y ello, aunque no hubiera estado tan españolizado.

             Pero por si ella no fuera suficiente (que lo es), existe un segundo argumento muchísimo más poderoso todavía: la expedición circunnavegadora ni fue, NI PODIA SER, una expedición portuguesa... Y es que si en algo estaban interesados los portugueses es, precisamente, en que dicha expedición no se llevara a cabo. 

             Y ello es así porque la expedición circunnavegadora no se llevó a cabo ni con un interés científico, -demostrar inductivamente (deductivamente ya lo sabían los griegos y todo aquél que se preciara) que la tierra era redonda-, ni, menos aún, con un interés “tipo libro Guinness” de establecer ninguna marca o record. La expedición circunnavegadora se estableció con el único afán e interés de explorar una nueva ruta, y ver si era financieramente rentable, hacia las islas de las especias, particularmente las Molucas, uno de los grandes tesoros económicos que explotaba por aquel entonces la civilización humana.

             Lógicamente, los portugueses en modo alguno podían estar interesados en desvelar esa ruta, -si es que la misma existía y era practicable-, pues ellos ya tenían la suya, la que caboteando Africa, doblando el Cabo de Buena Esperanza y arramplando hacia la India, les servía para ejercer un auténtico monopolio, el de las especias, y el descubrimiento de esa ruta nueva sólo podía obligarles a un redoblado esfuerzo para defenderla y poder seguir conservando el hiperlucrativo (rentabilidades de hasta el 2.000%) monopolio de las especias.

             Todo ello complicado por un hecho adicional de no escasa importancia: la ruta en cuestión pasaba inexcusablemente por los territorios y las aguas otorgados por el Tratado de Tordesillas a la otra potencia con la que Portugal pugnaba, de hecho, mucho más poderosa política, demográfica y militarmente hablando, que no era otra que esa España con la que se compartía península y con la que había firmado el mencionado tratado en 1494.

             En resumidas cuentas: Portugal ni siquiera era neutral hacia el hecho de que se pudiera hallar el camino hacia las Molucas navegando hacia occidente: era directamente contraria, clarísima e indiscutibilísimamente contraria. De lo que es buena prueba el hecho de que cuando Magallanes obtiene finalmente el respaldo de la corona española para financiar y patrocinar su expedición naval hacia occidente, tuviera que andar con escolta por la cantidad de agentes “interesados” en poner fin a su persona antes de que sólo dos años después lo hiciera el cacique Lapu Lapu… que vaya Vd. a saber si no estaba financiado por los portugueses… (es una broma ;-)

             No, la expedición que finaliza con la primera circunnavegación al planeta no sólo no fue una expedición luso-española o hispano-portuguesa: fue, directamente, una expedición detestada y en todo momento boicoteada por nuestros lusos vecinos, odiada por “os nossos entranhaveis irmaos portugueses”, tan indeseada por ellos como, de hecho, boicoteada y torpedeada.

           Argumentos como éste y otros no menos novedosos, puede encontrar Vd. en mi último libro “Historia desconocida del Descubrimiento de América. En busca de la Nueva Ruta de la Seda”.

             Que hagan Vds. mucho bien y no reciban menos.

  

 

            ©L.A.

            Si desea ponerse en contacto con el autor, puede hacerlo en encuerpoyalma@movistar.es. En Twitter  @LuisAntequeraB