Ante los ojos de Dios,
la acción sin la plegaria es inútil,
de otra forma un robot podría hacer más que tú
-F.X. Nguyen van Thuan-
 
           Aquel burrito, Trotón, pequeño, peludo y suave a lo Platero, era la delicia de los niños del pueblo.
          Con admirable paciencia aguantaba las bromas e impertinencias de los chiquillos. De vez en cuando, se alejaba de ellos con un pequeño trote y lanzaba un rebuzno que sonaba a desafió a los niños que se lanzaban en su persecución.
           Cuando los vecinos alababan al «Señó» Currillo, su dueño, las cualidades del burrillo, siempre respondía con la misma definición:
          ─«Tien» chispa, el Trotón, sí: «tien» chispa.
 
          ¿Tenemos chispa los católicos? Más de una vez me hago esta pregunta. Hace unos días asistí a una reunión de monjes contemplativos. Una de las abadesas presente comentó:
          ─A mí me admira cómo los que atacan a la religión y a la iglesia, saben llegar a la gente; cómo se las ingenian para convencer de sus mentiras, mientras que nosotros, que tenemos lo mejor,  no sabemos transmitirlo. ¡Nos falta chispa!
 
          Sin menospreciar en absoluto las técnicas de comunicación sino todo lo contrario, posiblemente tengamos que aplicarnos el dicho: De la abundancia del corazón habla la boca. 
          ¿No será que nos falta vida interior, ese fuego interno que se adquiere al contacto con Cristo, que vino a traer fuego a la tierra para que ardiera en el Amor de Dios? 
          La vida interior es como el músculo: si no se ejercita se atrofia. Hay que potenciar la hoguera del fuego interno con buenos baños de sagrario y haciendo del sagrario nuestra mejor TV.
 
          Asegura N. Van Thuan: El secreto para alimentar la vida cristiana es rezar. No creáis al que no reza, aunque haga milagros. Por eso te digo: si quieres juzgar la labor apostólica de una persona, observa su oración (El camino de la esperanza). 
          Así, dando primacía a la vida interior, antes o después, de una forma o de otra, hagamos lo que hagamos, desprenderemos algo distinto y los que nos rodean dirán:
 
          ─ Sí, sí; es como es, pero... «tien» chispa.