Cuando no era nada ni nadie, Felipe González, al igual que la Legión de la Zeja, bloqueada para reconocer los hechos tal y como han sido, podía permitirse frasecitas rimbombantes sin temor a las consecuencias. Y así lo hacía sin tomarse la molestia de pensar, tarea que podía perjudicar gravemente su carrera política. De este modo, el 14 de noviembre de 1976, de visita en los territorios saharauis no ocupados por Marruecos, tuvo la ocurrencia de afirmar lo siguiente:
 

No os prometo algo, sino que me comprometo con la Historia: nuestro Partido (PSOE) estará con vosotros hasta la victoria final”

Con su ya habitual antítesis entre lo dicho y lo hecho, la trayectoria del PSOE tras este compromiso con la Historia ha resultado de lo más ejemplar:

-El 30 de septiembre de 1985, el mismo Felipe González comprometido ante la Historia, siendo ya Presidente del Gobierno español, detuvo y expulsó de España ilegalmente a los representantes acreditados del Frente Polisario en nuestro país, a raiz de los incidentes provocados por el pesquero canario “Junquito” al adentrarse ilegalmente en zona de guerra bajo bandera marroquí, y el posterior ataque saharaui a la patrullera española “Tagomago”.

-Desde este momento, los diversos gobiernos socialistas iniciaron una política de cooperación con Marruecos cada vez más franca y abierta, desviando millones de pesetas del presupuesto nacional hacia proyectos en el reino alauita que se vieron acompañados de una cada vez mayor venta de armamento español al país magrebí.

A esto hay que sumar la política complaciente ante el permanente chantaje marroquí en lo relativo a la explotación del banco pesquero saharaui, la incapacidad diplomática española ante las fanfarronadas de Hassan II sobre Ceuta, Melilla y Canarias, y la constante humillación española ante el papel hegemónico y dominante en Marruecos tanto de Francia como de los Estados Unidos de América.

Por el contrario, la política seguida por los diversos gobiernos del Partido Popular durante sus ocho años de mandato contrastan notablemente con las “realizaciones prosaharauis” de los gobiernos socialistas:

-El 17 de marzo de 1997 James Baker es nombrado por la ONU Representante Especial para el Sáhara Occidental. Jose María Aznar mantiene una primera reunión con él a los dos días, para reunirse a continuación con el propio Kofi Annan en el mes de abril de ese año.

-En la agenda política de Aznar aparecen ya como prioritarias la resolución de dos viejos contenciosos para España: la cuestión de Gibraltar y la cuestión del Sáhara Occidental.

-Tras la mayoría absoluta del marzo de 2000, el nuevo gobierno de Jose María Aznar refuerza la prioridad de resolver en política exterior ambos conflictos, apostando decididamente por el referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental y el acceso del mismo a la independencia. Hay clara conciencia de que esta postura va a provocar un choque de consecuencias impredecibles con Marruecos.

-La reacción marroquí no se hace esperar: intensifica su reivindicación sobre Ceuta y Melilla, inicia una auténtica avalancha de pateras sobre España y relaja el control sobre el tráfico de drogas desde el país magrebí hacia la península. Además, agrava deliberadamente el conflicto pesquero pretendiendo unas condiciones inasumibles tanto para España como para la UE. Sin embargo, el gobierno español está decidido por primera vez a plantar cara al contínuo chantaje marroquí:
 

(“Marruecos, el hermano infiel” El Mundo, 2002)

Continúa en la próxima entrada.