La contemplación es una cumbre en la cual Dios
se comienza a comunicar y manifestar al alma
-San Juan de la Cruz- 
 
─¿Vienes a ver la película, THÉRÈSE, de Alain Cavalier?
─¿Esa que habla de una monja de clausura, Carmelita Descalza?
─La misma.
─¿Para qué? ¿Para ver a unas mujeres que pudieron escoger llegar a Dios por muchos caminos y eligieron la penitencia?
─Creo que aciertas definiéndolas: «pudieron escoger», pero te equivocas en la elección; no escogieron la penitencia, sino el Amor.
 
          Pudieron escoger una vida «normal», trabajo, fiestas, deportes, diversiones, ruidos, vanidades...Vestir ropas de marca y competir con las vecinas para aparentar; alcanzar fama y pasar a la historia con un renombre. Pudieron haber decidido crear una familia y dar hijos a Dios, pudieron pelear para obtener una vida acomodada, una «sonrisa Profiden», un pensamiento ligero, superficial y moderno; pudieron disfrutar del abrazo de un hijo, crear un calor de hogar con un cómodo sofá y cálida calefacción. 
           Pudieron escogerlo, pero en vez de eso eligieron retirarse a un convento para vivir en silencio, sin ruido ni vanidades, sin calefacción y, en ocasiones, pasar frío. Eligieron cubrir sus cabellos y vivir junto a la austeridad, sin ropas de marca ni competencias vanidosas. Escogieron desaparecer, ser olvidadas, incomprendidas y, a veces, humilladas. Escogieron el silencio y el suelo duro, la soledad humana, la oscuridad de la noche que las lleva a una vida llena de Sol, con mayúscula.
 
          Se quedaron con la vida desnuda, sin regalos ni sobrantes, sin papeles de colores y lazos de envoltorios porque, dicen, a veces hay que saber renunciar por Amor.
 
          Y los que no tienen el sentido de la fe, dicen de ellas (todas las almas contemplativas) que viven de espaldas al mundo, cuando realmente están más dentro del mundo que ninguno de nosotros porque son el alma, el espíritu, la parte más noble del ser. 
          Y los que no tienen el sentido de la fe, no saben preguntarse por qué los contemplativos han renunciado, por qué han escogido una forma de vida que es «un escándalo». Sí, un escándalo porque están demostrando con sus vidas sencillas y silenciosas que se puede ser feliz en la tierra escogiendo a Dios en exclusiva, con dedicación plena. 
          Ya lo dice el escritor, poeta y dramaturgo irlandés, Oscar Wilde: Mientras que para la sociedad no existe mayor pecado que la vida contemplativa, los más cultos opinan que la contemplación es la ocupación natural del hombre.
 
          Ellos, los contemplativos, pudieron escoger y escogieron lo mejor; porque la sencillez y el silencio son la atmósfera que el amor necesita para que el alma brille.