No existe nadie que no ame. Pero se nos pregunta qué es lo que se ama. [Dios] No nos invita a no amar, sino a elegir lo que vamos a amar #SanAgustin (Sermón 34,2)

¿Qué elegimos para amar? Tenemos tantas cosas por delante, que es sencillo perder de vista la importancia de esta pregunta. Lo que amamos es aquello que seguimos y hacemos nuestro cada día. Lo que amamos nos da sentido y llena nuestro ser. No se puede tener dos amores, como no se puede adorar a dos dioses. No se puede cambiar de amor, sin evidenciar que nuestro amor no está ni con el primero ni con el segundo de los amores.

¿Qué amamos? Seguramente la respuesta más sincera sería que nos amamos a nosotros mismos como deberíamos de amar a Dios. Además, también puede ser que la sinceridad nos llevar a confesar que amamos a los demás, en la medida que nos son útiles o nos alaban. ¿Cómo se puede vivir teniendo como objetivo a sí mismo? Tal vez esta afirmación de Cristo nos ayude a reflexionar sobre esto:

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? (Mt 16, 24-26)

Dios no nos invita a no amar, sino a elegir a Quien amamos. En la medida que elijamos amar a Dios sobre todas las cosas, nuestra vida tendrá sentido. Cristo lo deja muy claro: "el que quiera salvar su vida, la perderá". Sólo Dios puede salvarnos y amar a otra persona o cosa, es perder la vida sin remedio alguno.