Si solo te casas con un cuerpo,
pronto habrás acabado el descubrimiento
y desearás otro cuerpo.
-Michel Quoist-
 
 En el 2012, Vivian Sleiman, venezolana de orígenes libaneses y raíces cristianas y musulmanas, se hizo famosa por escribir un libro políticamente incorrecto: «Virgen a los treinta». Un título provocador, que de por sí es toda una biografía, y que le ha llevado a estar, durante varios meses, a la cabeza de los best sellers de su país. Estuvo en Madrid participando en el Congreso Mundial de las Familias celebrado del 25 al 27 de mayo 2012. Allí expuso sus ideas:
─Decidí escribir el libro para lanzar un mensaje a los jóvenes sobre lo que significa la abstinencia. Es también una llamada a los derechos de la mujer. El derecho a elegir y que esa decisión sea respetada.
 
Sus argumentos no son simplemente religiosos ─que también─ son argumentos de una vida fundamentada en valores humanos, esos que hacen que una persona sea persona y no un esclavo de sus instintos y apetencias: 
─Deseo preservar mi virginidad para alguien con quien vaya a compartir mi vida el resto de mis días. Porque hablamos de amor, no de sexo. El amor es como una rosa: necesita cultivo. Pero ese amor debe llenar a las dos personas, si no es recíproco, a esa otra persona no me voy a entregar si no está dispuesta a comprometerse.
 Dice no haber sentido la llamada a una entrega en religión; por eso tuvo hasta 20 novios: 
─He tenido muchos novios. Siempre digo que he besado más de veinte sapos. (Es una forma de hablar). Llegué a tener un amor maduro, pero no me entregué a él. Sentía que estaba enamorada, pero cuando él me pidió como prueba de amor que le entregase mi virginidad, sentí que estaba conmigo sólo para eso y el dije que adiós. 
Ella que se dedica al marketing y a las relaciones públicas, sabe que la virginidad no está de moda y hay personas que se avergüenzan de confesarse vírgenes: 
Es una manipulación más de nuestra época; por eso un capítulo del libro lo he titulado: «De la vergüenza al orgullo», donde trato de explicar que la virginidad no es religión (aunque la religión ayuda mucho), la virginidad es una convicción, es un acto de amor. A los jóvenes me gustaría transmitirles un mensaje claro y rotundo: «Se puede vivir la castidad». Y merece la pena, os lo aseguro.
 
No cabe duda que Vivian ha tenido sus momentos duros, su problemas, sus dificultades por ser fiel a sus principios, pero con un sentido común aplastante afirma con convencimiento: 
─Cuando me preguntan si hoy día es difícil ser virgen a los treinta, siempre digo lo mismo: Puede serlo, pero, por casos que conozco, os aseguro que es mucho más duro, mucho más difícil, no serlo a los 13.