Año del Señor 2021
31 de marzo
 
 
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día. 
 
FUERA DE CONTROL
 
Siempre que llegan estos días me pregunto cuál era la diferencia entre los discípulos que siguieron al Señor hasta la Cruz y los que huyeron atemorizados... ¿Será que le querían más? Pienso que no. Estoy segura de que todos le querían muchísimo. 
 
Así que le preguntaba al Señor para encontrar una respuesta. Y Él puso mi mirada en Pedro, con quien tantas veces me siento muy identificada, y poco a poco comencé a vislumbrar una respuesta. 
 
Pedro le quería muchísimo, era pasional, siempre a su lado, fue capaz incluso de sacar la espada hasta el punto de cortarle una oreja al criado del Sumo Sacerdote para proteger a su Señor. Sin embargo, cuando vio que Jesús no se quería proteger, todo lo contrario, que le mandó guardar su espada, se asustó muchísimo al ver que el Maestro seguía otro camino que se salía del control de Pedro, le entró el terror y salió corriendo.
 
Después intentó acercarse de nuevo, quizá con la intención de ver si podía hacer algo, pero de nuevo el miedo le invadió y terminó protegiéndose negando al Señor...
 
Y así poco a poco me asaltó una respuesta: los que llegaron con Él hasta la Cruz habían dejado el control de sus vidas en manos de Cristo, mientras que los que salieron corriendo aún retenían este control en sus manos. 
 
Pero allí Pedro lo aprendió, que el control de su vida no le debía pertenecer a él, que tenía que dejarlo en manos del Señor. Y es que ciertamente es un riesgo, porque seguir al Señor significa vivir como un niño, feliz y confiado de Su mano, pero esto no siempre implica un camino fácil, aunque sí un camino seguro porque vas con Él. Y es que la debilidad de nuestra humanidad nos hace querer tenerlo todo controlado pensando que así nos irán las cosas mejor, incluso creyendo que podemos girar una situación a tiempo antes de que sea irreversible... pero luego la realidad nos muestra que, cuando “tenemos” el control en nuestras manos, acabamos con miedo ante el error o llenos de preocupaciones.
 
Sin embargo, depositar en Cristo el control de nuestra vida es perder el suelo y vivir colgados de Él, es seguirle con todas las consecuencias, es saber que la vida tiene de todo, pero que en todo estará Él conmigo y, si está Él, nada hay que temer. 
 
Hoy el reto del amor es soltar el control de tu vida en manos de Cristo. Los que sí llegaron con Cristo hasta el final, estoy segura de que no comprendían lo que realmente estaba sucediendo allí, pero simplemente estaban a Su lado. Deja todo en Él: tu vida, tu familia, las personas a las que quieres, el mundo entero... y simplemente vive estos días estando con Él, sabiendo con certeza que Él está al mando. ¡Y nosotros tenemos la Gracia de que ya sabemos cómo acaba todo! 
 
VIVE DE CRISTO
 
 
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¡Feliz día!
 
 
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