Es necesario a la hora de abordar una investigación sobre el Yunque en España situarlo en su justo contexto, para lo cual son precisas una serie de consideraciones previas en las que es imprescindible partir de una breve descripción de lo que ha sido y es el Yunque mexicano, cuya extrapolación a otros países ha supuesto la adaptación de sus modos de funcionamiento y sus principios a las realidades particulares de cada uno de ellos.
 
Así, hay que hacer referencia en primer lugar a su propia naturaleza: la clandestinidad, el secreto y el ocultamiento son un mal en sí mismos, que es la causa directa de la primera y más fundamental quiebra con relación a los fines que se proponen conseguir, que no tienen ningún punto que pueda separarles de la ortodoxia católica más estricta. Es por lo tanto, esta naturaleza clandestina lo que no puede sostenerse, ya que de salir a la luz y hacerse públicos en ningún caso podrá encontrarse objeción alguna desde el punto de vista de la doctrina católica a su actividad.
 
En segundo lugar, esta forma de organización tiene su contexto en las situaciones de semiclandestinidad o abierta persecución que ha vivido o vive la Iglesia en diferentes lugares del mundo. En este sentido, el caso de Polonia ha sido una fuente de inspiración no sólo para el Yunque (si bien su existencia se debe a la propia idiosincrasia mexicana exclusivamente), sino para muchos otros católicos que viven en situaciones similares. Hay zonas del mundo en las que los católicos tienen forzosamente que organizarse en la clandestinidad. Miremos a China o Cuba, sin ir más lejos.
 
Sin embargo, esa clandestinidad que resulta imprescindible para la supervivencia en ciertas zonas del mundo, es absolutamente rechazable y censurable en países como España. No puede justificarse en base a situaciones de creciente hostilidad hacia la Iglesia y en derivas evidentes hacia un laicismo totalitario que pretende extirpar el hecho religioso de las sociedades; en ninguno de estos supuestos es justificable.
 
De hecho, la propia Iglesia Católica mantiene una condena de las sociedades secretas en general, al definirlas en el documento de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe de 10 de mayo de 1884 como “aquellas que exigen de sus miembros un secreto total, que a nadie debe manifestarse, y les piden una obediencia total a unos jefes ocultos, corroborada mediante juramento”. En la citada disposición se prohíbe a los fieles católicos la pertenencia a este tipo de sociedades bajo pecado grave.
 
Pues bien, el juramento de fidelidad que realizan los miembros del Yunque, tal y como aparece recogido en las declaraciones de dos de sus miembros, Lázaro Barrón Frías y Pedro Luis López Solorio, ante la policía federal mexicana implica tres exigencias:
 
1.- No decir nada a nadie de lo que es la organización del Yunque ni de sus actividades.
2.- No dejar de hacer nada de lo que le ordene la organización.
3.- Trabajar por la organización antes que cualquier otra obligación
 
Esto es exactamente lo que prohíbe el documento vaticano antes citado a todos los fieles católicos.
 
En tercer lugar, hay que hacer referencia al campo de la política como ámbito natural en el que esta organización ha fijado sus objetivos. Veremos esto con más detenimiento al repasar el ideario del Yunque, a la vez que desmitificaremos algunas de las prácticas más alucinantes que se le atribuyen, que sólo tienen el carácter de leyendas urbanas. Pues bien, en este sentido, el Yunque establece su campo de acción prioritario en el ámbito político al proponerse como objetivo la instauración del reinado de Jesucristo en la tierra. Nada diferente, como puede verse, de lo que reclaman otros entornos tradicionalistas de nuestro país. Lo que no puede aceptarse es que tal fin tenga que desarrollarse de forma secreta y clandestina en España.
 
Por último, en estos preliminares hay que insistir muy mucho en que, si bien comenzaremos analizando los fundamentos ideológicos y estructura de la organización en México, estas características no son iguales en España. México no es España, y el Yunque mexicano no es lo mismo que su rama en España. Esta diferencia es de capital importancia para una adecuada comprensión de este fenómeno.