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Ayer  fue despedido el sacerdote don Antonio Román Rayo, quien había sido párroco de la iglesia de San Bartolomé de Jaén, cuyo templo preside esta entrada. En esta feligresía se jubiló el compañero.

Había nacido en el pueblo de Noalejo el 6 de mayo de 1927. Ingresó en el Seminario de Jaén donde hizo los estudios eclesiásticos. Tuvo la suerte de formar parte de los curas ordenados durante el Congreso Eucarístico de Barcelona el 31 de mayo de 1952.

Don Antonio sirvió en varios pueblos de la diócesis. Cuando lo conocí estaba de párroco en Quesada, donde mantuve con él una buena relación en un trabajo pastoral de la localidad.

Cuando llegó a San Bartolomé de Jaén, fuí feligrés suyo, y miembro de la cofradía del Cristo de la Expiración, donde tuve la oportunidad de predicar varias veces el septenario preceptivo de la hermandad dedicado a sus imágenes titulares.

Durante aquellos años recibí el encargo de escribir el texto del Libro del Septenario actualizado a la reforma litúrgica conciliar, y guardar para la historia el anterior formulario escrito en el año 1927.

Descanse en paz, don Antonio.

Tomás de la Torre Lendínez