Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

ESCABROSO DESPERTAR 

El despertador sonó tan escandaloso y desagradable como todas las mañanas. Le respondí con el habitual bostezo a modo de "buenos días". Sin embargo, el "Uaaaaaaah..." se transformo en un dolorido "¡Aaaaagh!". 

Con el frío de la noche se me habían resecado los labios y, al bostezar, ¡se me partió el labio inferior! 

Con la lengua me toqué la herida. "Uy, esta vez me la he hecho gorda", pensé. ¡Era enorme! 

Fui al baño en busca de un espejo. Encontré uno chiquitín... y reconozco que tuve que mirar varias veces: lo que parecía una herida del tamaño de un elefante, en realidad era una minúscula marca prácticamente imperceptible. ¡Era diminuta! 

De pronto me di cuenta de que... ¡esto es lo que el Señor quiere que nos pase! Cuando compartí mi herida con el espejo, ¡descubrí que no era tan terrible como parecía! 

Cristo nos ha puesto un montón de hermanos en el camino. Él sabe que muchas veces nos agobiamos, nos hacemos heridas, y todo parece una montaña insuperable. ¡Pero las cosas se ven de otra manera en cuanto las compartes! 

Cristo permanece a tu lado, y no quiere que camines en solitario. Abre los ojos y descubrirás personas con las que Cristo te ha regalado una unión espiritual. Además, son como los espejos de dos caras: hacen ver lo malo en su justa medida... ¡y aumentan lo bueno, haciendo que lo disfrutes aún más! 

Hoy el reto del amor es ser espejo. Te invito a que hoy le pidas al Señor el don de la escucha. Dale la mano a Cristo y, cuando alguien venga a hablarte, ¡regálale esos minutos! Si es un problema, pide ayuda al Señor para poder iluminarlo. Y, si es una alegría... ¡deja que Cristo ensanche tu corazón para gozar de la felicidad de quien está a tu lado! ¡Feliz día! 

VIVE DE CRISTO