En la entrega anterior les mostraba el Santuario y la Iglesia dedicada, en la Colina de los Mártires de Nagasaki (Japón), a los 26 santos que celebraremos en Europa el próximo 6 de febrero. En Japón su festividad se mantiene el día del martirio, el 5 de febrero; nosotros conmemoramos en esa fecha a la mártir romana Santa Águeda.
 

En el centro de la fotografía, sobre estas líneas, se puede ver que en el grupo escultórico resaltan los rosarios que cuelgan de los cordones franciscanos. Aunque canonizados todos juntos, como ya recordamos, el 10 de junio de 1862; sin embargo, 23 de ellos fueron beatificados en 1627 y los tres jesuitas lo fueron en 1629. A pesar de tener mártires españoles, la fiesta litúrgica la encabeza san Pablo Miki, hijo del valiente capitán Handayu Miki. Había seguido en su vida de jesuita todas las vicisitudes de la Iglesia japonesa. Amó con pasión su vida apostólica. Estaba ya muy cerca de su sacerdocio. Era el mejor predicador que había en Japón; solo enmudeció cuando las lanzas rompieron su corazón de treinta y tres años. Los 26 fueron ejecutados el 5 de febrero de 1597.

Bajo estas líneas Martyrdom of Jesuits in Japan de Abraham van Diepenbeeck (15961675), que fue un erudito y virtuoso pintor neerlandés de la escuela flamenca; artista vidriero, pintor y dibujante. Discípulo de Pedro Pablo Rubens; esta obra se conserva en el museo del Hermitage de San Petersburgo (Rusia). Aunque no está datada confirma que inmediatamente comenzó a trabajarse en la iconografía de los mártires de Nagasaki.
 

También el siguiente grabado es de van Diepenbeeck. La cartela nos aclara que los de la izquierda son los santos jesuitas Pablo Miki, Juan Goto y Santiago Kisai y, a la derecha, el español san Pedro Bautista.
 

Este otro grabado es de factura alemana:
 

Finalmente, este tiene la curiosidad de recoger tan solo el martirio de los 23 franciscanos, como recoge el letrero.