Quien conversa con un rostro amable,
llena de alegría los corazones de los demás.
-Proverbio israelita-
 
En una de las visitas que Winston Churchill realizó a Estados Unidos, se mostró en todo momento muy optimista y de buen humor. Todos estaban sorprendidos  de  ello, pues la economía inglesa atravesaba un momento dramático. 
Alguien le preguntó que por qué estaba tan alegre. Churchill comento: Cuando las cosas van mal hay que estar de mejor humor, ya que las desgracias huyen de quienes no les hacen caso.
 
Siempre hay razones para convertir la alegría en fiel compañera de vida porque, una vida como Dios manda, es, en sí misma, un generador constante de alegría. La alegría es un sentimiento vital y dondequiera que aliente un soplo de vida, allí se encontrará alegría.
 
Un poeta amigo mío me decía: ¡Que sí, Antonio, que el que canta es el primero en recibir los beneficios de la melodía: alegría de corazón, paz de espíritu, felicidad… el que da alegría se enriquece porque es uno de esos valores que se adquieren cuando se reparten! 
Otro poeta, Rabindranath Tagore afirmaba: Buscas la alegría en torno a ti y en el mundo. ¿No sabes que solo nace en el fondo del corazón?.
 
La verdadera alegría, la que nace del corazón, de profundas motivaciones, se manifiesta más por estado de constante placidez, fácil sonrisa y buen humor que por la carcajada fácil, miedosa, superficial y momentánea.
La verdadera alegría deja traslucir la felicidad de quien siente su vida como un proyecto útil para sí mismo y para los demás.
La verdadera alegría nace siempre de la bondad de nuestras acciones y de nuestras intenciones. Hacer el bien cada día a aquellos con quienes convivimos, o con quienes nos encontramos, genera constantemente en nosotros gran satisfacción interior que siempre se traduce en verdadera alegría de vivir.
 
La buena conciencia siempre produce alegría. Y la alegría desarma a Dios, alegría infinita. Que bellamente lo dice Tagore: Dios me respeta cuando trabajo, pero me ama cuando canto.
Una vida positiva y plena es aquella que se emplea para traer un poco más de bondad y felicidad al mundo.
 
¿Que a veces la vida se pone cuesta arriba? Entonces es cuando hay que estar de mejor humor, ya que, nos asegura Churchill, las desgracias huyen de quienes no les hacen caso.