Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

CORTANDO CABEZAS

Este año, los Reyes Magos, como sabían que estamos empezando a hacer unos vídeos para la Evangelización, y como nos habíamos portado bien, nos dejaron de regalo un drone. 

Te preguntarás, ¿qué es eso? 

Es como el clásico avión de aeromodelismo pero mucho más sofisticado: tiene una cámara que graba todo desde lo alto, y esa cámara es lo que realmente necesitamos para el proyecto que tenemos entre manos. 

Aunque aún no hemos empezado con los vídeos, había que probar el drone ahora que está en garantía. Cargamos la batería y nos fuimos al claustro. Nuestro claustro está cerrado por arriba y, aunque en una de las esquinas estaba puesto el Belén de sor Carmen, es muy amplio, por lo que teníamos espacio suficiente. 

Yo, tan tranquila, cogí el mando, puse las hélices en marcha y maniobré para que ganase altura. Todo iba bien, pero, de repente, el drone pasó por encima de mí, perdí el control... y fue derecho contra el Belén. Se llevó por delante una figura, y a un pavo real le cortó la cabeza. ¡¡Ufffff, qué destrozo en unos segundos!! 

Cuando pude recuperar el control (y fue gracias a que Israel lo agarró al vuelo), me di cuenta de que esto es lo que me pasa un montón de veces: empiezo alguna tarea, pienso que todo es fácil, pero, de repente, se me va el control de las manos. Contesto mal, me enfado, me irrito, me impaciento... Me doy cuenta de que, lo que parecía algo sencillo, ya esta fuera de mi control y, cuando consigo parar y mirar, veo el destrozo creado, y que, como al pavo, he cortado cabezas...  

Pero lo que más me sorprendió fue cuando vino sor Carmen riéndose a preguntarme qué había pasado con su Nacimiento. No me riñó ni se enfadó, sólo me dijo que le pegara con loctite las piezas de su pavo real. Y en ella vi al Señor, me di cuenta de que así es Cristo con nosotros: cuando perdemos el control, Él sale a nuestro encuentro a pegar con loctite lo roto, a ayudarnos a volver a tener control.

El reto del amor de hoy es que, cuando pierdas el control, pidas perdón. En ese pedir perdón vas a volver a encontrar el control de tu vida, porque la Paz vuelve a ti. 

VIVE DE CRISTO