- No se castigue: Lamentándose constantemente. No vivirá ni dejará vivir a quienes tenga a su lado.
     - No se castigue: Dándole vueltas y más vueltas a ideas y a pensamientos destructores. Según sean nuestros pensamientos será nuestra vida.
     - No se castigue: Lamiéndose sólo sus propias heridas. Existen sufrimientos más graves y urgentes a los que atender.
     - No se castigue: Reavivando en su interior el fuego del odio, de la venganza: queman y destruyen a quienes los cobijan.
     - No se castigue: Viviendo ensimismado tan sólo con sus problemas. Se convertirá en una persona obsesionada, supersensible, irascible y triste.
     - No se castigue: Hurgando tan sólo los momentos malos de su existencia. Caerá en el pesimismo y en la amargura, y los suyos -parientes, amigos y conocidos- lo evitarán, huirán de usted.
    
Aprenda a relativizar sus problemas.
Analícelos con objetividad.
Acéptelos y levante los ojos -muy a menudo- hacia el cielo, hacia Dios.
Deles -en su justa medida- sentido humano y trascendente.
Confíe en Dios mucho más de lo que suele hacerlo.

Ello lo relajará, lo ayudará a vivir mejor su vida.



Alimbau, J.M. (1998).  Palabras para momentos difíciles. Barcelona: Ediciones STJ.