Esta es la crónica que Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo ha colgado en la página web del Arzobispado de Madrid:
 

El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos (bajo estas líneas, en la sacristía de la Catedral de la Almudena, momentos antes de comenzar la procesión de entrada), ha presidido este sábado la beatificación de cuatro mártires benedictinos que pertenecían al priorato de Silos en Madrid. La celebración ha sido concelebrada por el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro; el cardenal arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco, y el obispo auxiliar de Madrid, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, SJ, así como por los arzobispos de Burgos, Tarragona, Bilbao, Alcalá de Henares y el obispo benedictino argentino monseñor Martín de Elizalde, el nuncio de Su Santidad en España, monseñor Renzo Fratini, y numerosos abades y priores de monasterios benedictinos de España y de Francia.
 


«El cardenal Angelo Amato ha comenzado su homilía recordando al sacerdote Jacques Hamel (foto siguiente), martirizado en Ruan hace pocos meses, quien afirmaba: «La santidad es un don de Dios. Es Él el que nos hace santos. No tengamos miedo de la santidad». Tomando como base estas palabras, el prefecto de la Congregación de Causas de los Santos ha afirmado que el padre Hamel «no tuvo miedo de la santidad, no tuvo miedo del martirio, como tampoco estos cuatro benedictinos mártires. Ellos no tuvieron miedo del martirio, de entregar la vida como supremo testimonio de fe».
 


Estos benedictinos «fueron fusilados en su patria a sangre fría, no por ser malhechores, sino por ser sacerdotes. ¿Cómo fue posible que hombres mansos e inocentes hayan sido brutalmente maltratados y asesinados? El clima sociopolítico de los años 30 se caracterizó por una manifestación de terror con la Iglesia, una persecución cruenta. Explotó el odio contra sacerdotes, religiosos y laicos. En aquel período hubo tinieblas sobre la tierra. El enemigo de Dios logró por breve tiempo bañar de sangre inocente esta tierra bendita».



Entonces, «¿por qué la Iglesia reabre esta página de la historia?», se ha preguntado el cardenal Amato. «Porque quiere conservar la memoria de los justos, no de la injusticia que sufrieron»; la memoria de «una escuadra inmensa de fieles españoles que han sacrificado su vida para impedir la descristianización de España». Pero además, con esta celebración «la Iglesia quiere amonestar a todos, creyentes y no creyentes, a no repetir más esa historia de horror y de muerte, a crear hoy gestos de vida y encuentro, de acogida y comprensión, al ejemplo de estos mártires». La iglesia invita a todos hoy «a la mansedumbre, la fraternidad y la alegría».

Un grupo de monjas benedictinas junto al relicario:
 

Esta serie de fotos nos muestra el original relicario que contenía un fémur de cada uno de los cuatro mártires.
 


Representa un capitel del claustro del Monasterio de Silos, partido por la mitad.
 

Sobre cada parte del capitel un escudo de armas; este es el de la Abadía benedictina de Silos:
 

Y este, el del Priorato de Montserrat, con el ORA et LABORA benedictino:
 

Y un detalle del relicario, con el nombre de cada uno de los mártires:
 

La ceremonia de beatificación se prolonga con dos Eucaristías de acción de gracias: este domingo, en el priorato de Nuestra Señora de Montserrat, en Madrid, a las 12 horas; y el sábado 5 de noviembre, en el monasterio de Silos, a las 12 horas.