La Eucaristía hace a los cristianos;
los cristianos hacen la Eucaristía.
La eucaristía constituye la Iglesia;
La Iglesia celebra la Eucaristía.
-Van Thuan-
 
Allá por los años cuarenta había zonas en España en las que se pasaba hambre. Un buen sacerdote, D. Manuel, se dedicaba a ayudar a familias necesitadas, especialmente, gitanos.
 
Un día, Manola, mujer de Frasquillo, llega muy alterada a casa del sacerdote. 
-D. Manué, por favor, venga rápido a mi casa que mi Frasquillo se muere.  
Cuando D. Manuel llega a casa de Frasquillo lo encuentra en cama con muy mal aspecto. 
-Frasquillo, como eres hombre de fe, vamos a rezar a Dios para que te conceda lo que más te conviene. 
El enfermo hace un gesto afirmativo casi imperceptible. 
-Señor, (dice D. Manuel)
-Sss ee ññ ooo (musita el enfermo)
-En tus manos
-Eennn tuuuu mmmaa nnoooo
-Encomiendo. 
Entonces el enfermo abre los ojos, mira fijamente al sacerdote y dice:
 
-¡Ay, Don Manué de mi «arma»: En comiendo me curo!
 
¿No le pasa algo de esto a nuestro catolicismo? ¿No será que hemos dejado de Alimentarnos -con mayúscula- y nos encontramos sin fuerzas frente a las insidias del mundo? ¿No será que, algunos, hablan mucho y hacen poco?
Si queremos reforzar nuestra fe tenemos que alimentarnos de la Eucaristía, porque este sacramento es el «Misterio de la fe» y la refuerza. 
¿Cómo podremos nosotros, «católicos de domingo», transformar el mundo materialista de hoy? Alimentándonos de la Eucaristía. Aquí está el secreto para llevar a Dios al mundo y llevar el mundo a Dios.
Tenemos que movernos para mejorar nuestro entorno, pero quien convierte es Jesucristo. Él, desde la cruz, inició una revolución; nosotros, desde la Eucaristía, debemos llevarla hacia adelante. Es la forma eficaz de renovar la humanidad.
 
Y siempre llenos de entusiasmo y esperanza porque lo grandioso de nuestra fe es que por mucho que me enfríe, por muy pachucho que esté, siempre puedo remontar, porque... en comiendo, me curo.