“El aborto es una cadena que arrastra, un dolor que nunca se acaba. Es el vacío. Aparte del aborto de mi hijo, recomendé abortar a una niña. En lugar de hablarle del Señor, le di plata para que abortara. Patrociné varios abortos y cada vez que la sangre de un bebé se derrama, vi cómo al Señor le duele y se estremece. Vi cómo se forma el alma del hombre tan pronto como se tocan el espermatozoide y el óvulo de los padres. Se forma una chispa hermosaEl vientre de una madre, tan pronto es fecundado, se ilumina con el brillo de esa almay cuando se aborta, esa alma grita y gime de dolor aunque no tenga ojos ni carne. Se escucha ese grito cuando lo están asesinando y el Cielo se estremece, y en el infierno se escucha otro grito igual, pero de júbilo. De inmediato, del infierno salen unas larvas para seguir asediando a la Humanidad y seguir haciéndola esclava de la carne”. Doctora Gloria Polo.