Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                     
   
SALE POR TI

En cada Eucaristía leemos las lecturas por orden rotativo, en orden de profesión. Como Israel va delante de mí, el día que la veo leer ya me voy preparando psicológicamente para el siguiente, que me tocará a mí. 

Leer en público, y encima en el ambón, es algo que me produce cierto pánico escénico: simplemente el hecho de salir delante de todos (que en realidad es la comunidad y unas pocas personas del pueblo a las que ya conocemos de sobra), me hace leer la lectura que me corresponde unas cuaaaaaantas veces antes de la Eucaristía para que, finalmente, las piernas se me desboquen en una ligera tiritona y las palabras se me traben surgiendo unas nuevas aún no reconocidas por la RAE.

Ayer estaba sumergida en la Eucaristía cuando llegó el momento de la lectura. Vi que, desde el otro coro, Israel y Lety me miraban y hacian amago de levantarse para ir a leer. Entonces caí en la cuenta: ¡me tocaba leer! ¡No me lo había preparado, y no estaba en la mejor condición para hacerlo!

Me levanté sin tiempo de reacción y subí al ambón, ¡qué inseguridad!, pero quería afrontarlo. Y así, poco a poco, una palabra detrás de otra, fue fluyendo la lectura. Ningún fallo, ninguna palabra inventada... y, encima, disfrutaba de lo que leía, cada palabra iba calando en mí.

Y es que cuántas veces tememos ser débiles y buscamos ser perfectos, alcanzar lo perfecto desde nosotros. Tal es la exigencia que nos ponemos, que todo parece salir al revés.

Ayer no pude poner nada por mi parte, ninguna seguridad, y así es como pudo actuar el Señor. Cuántas veces el Señor nos desarma para que le demos la oportunidad de ser el fuerte en nosotros.

El ejemplo es sencillo, pero hoy es posible que tengas una conversación, un encuentro, una situación que te dé vértigo y te sientas inseguro ante ello. No busques grandes discursos, las opciones que "google" propone, apaños que te harían salir del paso de la manera "perfecta". Confía en Él, deja que Él hable por ti, que Él sea en ti y te haga fuerte. 

Hoy el reto del amor es que, en esa debilidad que sientes, dejes de buscar seguridades en ti y dejes que Él sea fuerte en ti. Deja que Él lleve la lectura. Que Cristo sea tu seguridad.

VIVE DE CRISTO
  
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