Hace ochenta años por estas horas España entraba en una Guerra Civil, que nadie podía prever las consecuencias que luego tuvo para la población, la historia y el futuro de esta vieja nación, que nunca se había enfrentado con tanta saña, venganza, odio, rencor y muerte como en aquellos tres años bélicos.

Es cierto que el odio a la fe católica venía desde el inicio de la década de los años treinta, cuando las iglesias fueron quemadas por manos incontraladas, ante la pasividad de las autoridades constituidas. A lo largo de aquellos años el odio a la fe católica y a las personas que las representaban fue moneda de curso legal. La lista de obispos, curas, frailes, monjas, laicos, incluso niños, que dieron su sangre por defender a la Iglesia Católica y su fe en Cristo, fue interminable. Nunca había ocurrido en nuestra bimilenaria historia.

Como este Blog se titula Semblanzas Sacerdotales deseo hoy dedicar estas líneas a todos los mártires que entregaron sus vidas por amor a Dios y su , mensaje de amor. Muchos de ellos murieron perdonando a sus verdugos.

Conozco que todos los mártires no han llegado al reconocimiento oficial de la Iglesia como mártires. Hasta hoy son muchos. Bastantes de ellos nunca alcanzarán los altares, por los motivos que cada caso tenga en su interior. Los amigos lectores de estas líneas conocerán a sacerdotes o seminaristas que, para ellos, en su corazón, los veneran como verdaderos mártires de la fe en el Señor.

A esos grandes desconocidos está dedicado este post. Y a todos los que la Iglesia ha reconocido hasta el día de hoy.

El triste aniversario del ochenta aniversario de la Guerra Civil debe servir para que sembremos paz, amor y perdón en los surcos de los hombres y las tierras de España para que nunca más ocurra una tragedia tan enorme como  sucedió con la guerra que en estas horas comenzaba por todo el suelo patrio.

Dios lo quiera.

Tomás de la Torre Lendínez