Me gusta Tarzán. Las películas y los libros de Edgar Rice Borroughs. Me gustó Greystoke (algo que mis hijos no acaban de entender) y esperaba con ganas esta nueva versión de Tarzán. Que no voy a ver.
¿El motivo? Muy sencillo: acabo de leer en el Catholic Herald que el Capitán Rom, el malo de la película, es un asesino psicópata católico que va por ahí con un rosario enrollado alrededor de su muñeca que usa como arma. En una escena incluso intenta estrangular a Tarzán con su rosario. En otro momento de la película, Jane suelta el comentario de que el problema de Rom es que, durante su infancia, tuvo una relación demasiado cercana con un cura católico.

¿Qué quieren que les diga? Me resulta cansino y lamentable esta manía por presentarnos a los católicos como monstruos.
Que no cuenten conmigo, y espero que muchos otros católicos hagan lo mismo que yo pienso hacer. No tendremos el poder para detener esos insultos, pero al menos no les reíremos las gracias.