¿Podemos mirarnos en la Asunción de María? Creo que de todos los momentos de vida de la Virgen podemos sacar enseñanzas directas. Enseñanzas que afectan directamente a nuestra vida. La confianza, la docilidad, la paciencia, la humildad de la Madre de Dios, debería hacernos reflexionar sobre nosotros mismos. Aunque vivamos en medio de un desierto de fe y nos sintamos fuera de sitio, la confianza en Dios de María debería hacernos entender que hay que esperar todo en Cristo y orar todos los días para que nuestra esperanza no se debilite. ¿Qué dice San Agustín de la Virgen?


Conservando María todas estas cosas, más robustecida por todas ellas en la fe, las llevaba en un corazón piadoso, en tanto que no vacilante, sino segura de la verdadera virtud de Dios; dijo cuando faltó el vino en las bodas: no tienen vino, sabiendo plenamente que podía hacer aquello que le concernía completar a Él con un divino milagro. He aquí, pues, a María ayudadora de Cristo por la fe y las obras, y devota seguidora suya hasta la muerte, más que por el caminar, como se ha de creer, por imitarle. Si no estuviera allí donde quiere Cristo que estén sus discípulos, ¿dónde pues estará?; y, si está allí, ¿no estará con igual gracia?; y si está allí con igual gracia, ¿dónde está el favorable juicio de Dios que da a cada uno según sus méritos? Si a María se le concede la gracia antes que a todos… (San Agustín. Tratado sobre la Asunción de Santa María Virgen, 7)

Es humano sentirse desbordado. Es humano desear que nuestra vida no sea un mar de sinsabores y mediocridades. Es humano darse cuenta de lo lejos que está de la sociedad y de la misma Iglesia, y sentir tristeza. Es humano desear compañía en la larga peregrinación que es nuestra vida. Es humano darnos cuenta de lo complicado que es ser fiel a la fe y a la Tradición Apostólica. Pensemos en la vida de la Virgen y estimemos cuántos momentos duros y tristes tuvo que vivir.

¿Pueden ser nuestros momentos difíciles más complicados que los que vivió Ella?

En la Virgen se cumple la promesa de Dios y el Ella vemos lo que esperamos alcanzar una vez dejemos este valle de lágrimas en el que nos ha tocado vivir. Es cierto que la Virgen tuvo a Cristo cerca y el Él pudo ver cómo el plan de Dios se cumple de forma prodigiosa. Un plan que no siempre conlleva tener una sonrisa de anuncio de dentífrico en la boca, como alguno quieren hacernos creer. La vida del cristiano no es un anuncio donde el marketing busca vender un producto sin que nos demos cuenta. La vida duele y lo podemos ver en la vida de la Llena de Gracia.

Si nos ofrecen una vida llena de sonrisas y dulzuras, me temo que o nos engañan o el maligno busca tenernos en sus manos.


Tras años de durezas y tristezas, María fue recompensada con la primicia que Cristo nos ofrece a todos. Fue asunta al cielo y allí encontró todo el alivio y felicidad que no pudo encontrar en la vida terrenal. Esa es nuestra esperanza. Sólo Cristo tiene palabras de vida eterna.