Tiempos de vacaciones, tiempo de descanso. "Venid vosotros conmigo a un lugar tranquilo y descansar un poco", nos dice el Señor. Descansar con Él, a su lado, sin dejar de mirarle, escuchando sus "palabras de vida eterna". Descansar con Cristo conlleva saborear su presencia en mil paisajes. En nuestra agenda, coloquemos también un "decálogo para las vacaciones", con puntos muy sencillos, muy fáciles:

    1.- Abre tu vida al descanso, tu mirada a la naturaleza, tu corazón a la humanidad.

   2.- Coloca en tu hoja de ruta, un tiempo para Dios, descubriendo siempre y en todo momento su presencia.

    3.- Goza del mundo y de la vida: Enriquece el tiempo, contempla las estrellas, camina, pasea serenamente.

    4.- Enriquécete con la lectura de un buen libro, reflexionando sobre lo que has leído, iluminando tu mente.

    5.- Descubre horizontes luminosos, enciende ilusiones en tu corazón, alcanza metas soñadas.

    6.- No des vacaciones a Dios, búscale en silencio, visítale en los sagrarios que encuentres, háblale, escúchale, síguele. Y así nunca caminarás en tinieblas.

    7.- Ensaya nuevos gestos en tu vida, nuevos ritmos, nuevas actitudes. Por ejemplo, escuchar más al prójimo, sonreír más, ofrecer siempre la mejor versión de nosotros mismos.

    8.- No te olvides de "soñar despierto", descubriendo valores humanos, sobre todo, los valores del Reino de Dios, -Verdad, Amor, Justicia, Libertad-, los caminos para la auténtica salvación.

   9.- Cultiva tus acciones apostólicas: "Sembrar con la palabra, convencer con el testimonio".

    10.- Sé feliz. Y recuerda: "Felicidad no es hacer lo que uno quiera, sino amar lo que uno hace"