“Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque estaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas” (Mc 6, 34) “Y les dijo: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16:15)
   Si Jesús realizó alguna obra de misericordia en su vida pública, esta fue: enseñar al que sabe. No siempre tuvo éxito, pero se mantuvo firme hasta el último suspiro. Esta actitud la recibió la Iglesia como una encomienda preciosa. El papa Francisco está promoviendo una organización de escuelas.
   El Reino de los cielos es una realidad nueva que se da a conoce por los hechos, los milagros y las Palabras del Hijo de Dios; también por los amigos que le siguen de verdad.
   Todavía la perspectiva mundial es triste aunque se va mejorando. 793 millones de personas son analfabetas; en su mayoría mujeres y niños.
   Enseñar no es solo tener conocimientos; ayuda a erradicar el trabajo infantil, posibilita una ocupación digna, quita la esclavitud de la mujer… En más de 130 países las niñas son explotadas por un plato de arroz.
   Ya los antiguos maestros reconocían su sabiduría diciendo: