Hoy salía en una entrevista concedida por Francisco el siguiente titular:  «No bendigo un 'matrimonio homosexual', bendigo a dos personas que se aman». Y quería comentarlo, desde el total respeto.

Quizás alguno me dirá que la frase está muy bien, que el argumento del amor es innegable, ¡si se quieren!

Os quiero contar por qué esto es tan doloroso y tan delicado. Lo hago desde mi afecto al Papa.

¿Qué pasaría si un hombre que ha abandonado a su mujer y a sus hijos para irse con otra me pide que les bendiga? ¿Se podría decir que no bendigo un nuevo matrimonio sino a dos personas que se aman?

¿Qué pasaría si cuatro jóvenes viven una relación poliamorosa y me piden que les bendiga? ¿Se podría decir que no bendigo un matrimonio polígamo sino a cuatro personas que se aman?

¿Qué pasaría si un hombre de sesenta años y una chica de dieciséis me piden que les bendiga? ¿Se podría decir que no bendigo una unión pedófila sino a dos personas que se aman?

¿Me comprendéis?

No es cuestión de que no queramos bendecir sino de que hay cosas que no se pueden bendecir. Por eso el modo de hacer esto si es importante. Para no confundir.

No puede ser igual bendecir a una persona que bendecir grupalmente a personas que se quieren. No dudo que sea así. No juzgo lo que haya en el interior del corazón. Pero dar la bendición a personas que la piden por estar en una unión concreta supone decir públicamente que esa unión está bien.

Decir esto no es estar ideologizado, es defender la fe de los sencillos y es reconocer y recordar que Dios lo que ha hecho sagrado el matrimonio entre hombre y mujer.

Al mismo tiempo la Iglesia defiende que todos estamos llamados a la salvación. También una persona que experimenta atracción homosexual. Por eso se bendice a la persona, no la unión.

También decía el Papa que: «Nadie se escandaliza si doy la bendición a un empresario que explota a la gente, mientras que se escandalizan si se la doy a un homosexual». Yo creo que lo que escandaliza no es que se dé la bendición a una persona homosexual. Yo lo he hecho muchas veces. La persona necesita el auxilio de la gracia.

Lo que escandaliza es que se bendiga de dos en dos.

Cada vez que aparece en la opinión pública una entrevista de estas se está de nuevo escandalizando a la gente sencilla. Esto está pasando en nuestras iglesias.

No es gente que esté ideologizada, lo que están es confundidos. Y lo vemos más aún en los países más pobres.

Insisto que todo esto lo digo desde mi afecto a la Iglesia y al Papa, por quien rezo.

La solución nunca es alimentar el odio, mucho menos la ruptura. La historia de la Iglesia nos enseña que el remedio es siempre la santidad, eso es don de Dios tarea de conversión de cada cristiano. Dios te bendiga.