El 17 de diciembre de 1944, Domingo Gaudete[1], en el campo de concentración de Dachau recibió el orden sacerdotal un joven enfermo de tuberculosis, cuya enfermedad tenía pocas perspectivas de recuperación. Con un enjundioso paralelismo José María Javierre nos presenta la figura de Leisner:
 
"Se llamaba Carlos; debió llamarse Esteban. Carlos Leisner. Pero de llamarse Esteban, Saulo hubiera sido la Gestapo. Carlos era un muchacho diácono de la diócesis de Münster, regida por aquel león obispo llamado Clemente Augusto von Galen. La historia de Carlos repite las páginas bien conocidas donde se cuenta lo que ocurrió entre un joven diácono, Esteban, y un perseguidor furibundo que fue Saulo y más tarde llamamos San Pablo"[2].


 
El pasado 25 de noviembre se celebraba el centenario de su nacimiento. Antes, el 12 de agosto, setenta años de su muerte. Al comenzar este 2016, queremos presentaros en el blog (alguna vez lo hemos hecho de los días que pasó en el campo de concentración de Dachau) la entrega generosa y total de su juventud desbordante, que le llevó a ser perseguido por la Gestapo. Su vida tenía un norte claro, especificado en el siguiente lema: Por el amor a Cristo, entregarlo todo para la renovación de la juventud. Los nazis veían en Leisner un alterador del orden público, y, después de ser detenido, el 8 de diciembre de 1940 ingresó en Dachau.
 
Este campo de concentración llegó a albergar a 2.720 clérigos (sacerdotes católicos -alrededor de 2.400-, religiosos y seminaristas; así como ministros de otras confesiones religiosas), representantes de 134 diócesis de 24 naciones. Las instalaciones contaban con una capilla propia, concretamente en una de las estancias del bloque 26. La documentación que pude manejar[3], para la publicación de Los mártires de Hitler (1996) nos muestra un lugar sencillo y digno. En el Adviento de 1944 se produjo en este lugar sagrado el hecho insólito de una ordenación sacerdotal. ¡En el campo de concentración de Dachau!
 
El 6 de septiembre de 1944 llegaba un nuevo prisionero al campo, el obispo francés Monseñor Gabriel Piguet, de la diócesis de Clermont-Ferrand. Carlos María se encontraba a las puertas de la muerte. Con el Obispo en el bloque 26 se pensó en la posible ordenación de Leisner. Se tramitaron, sin problemas, los permisos con el Obispo de Münster.
 
En clima de catacumbas se celebró la ceremonia el 17 de diciembre. El neosacerdote eligió el día de San Esteban, diácono y protomártir de la Iglesia, para celebrar su primera misa.
 
Cuatro meses después, el 29 de abril, el ejército americano ocupaba Dachau. Gravemente enfermo, fue trasladado al sanatorio de Planegg (Baviera), donde murió, rodeado de su familia, el 12 de agosto de 1945.
 
Sorprenden enormemente, desde la juventud de Carlos María, la madurez y grandeza de las últimas líneas de su diario: Altísimo Señor, bendice también a mis enemigos. No tiene el mínimo desprecio para sus enemigos; sabiendo que los ha tenido, pide para ellos la bendición de su amado Jesús, el cual desde el madero solicitaba misericordia para sus asesinos. No es una frase de última hora. Desde sus escritos, Carlos María nos abre la ventana de la hermosa aventura de su vida.

 

 [1] El tiempo de Adviento (del latín adventus, que significa advenimiento, venida) es aquel que prepara a los fieles a la celebración del nacimiento de Jesucristo. Está compuesto por cuatro semanas que preceden a la Navidad. El Tercer domingo recibe el nombre de Domingo Gaudete, por ser ésta la primera palabra de la antífona de entrada de la Misa: "Alegraos siempre en el Señor, os lo repito: alegraos. El Señor está cerca" (Flp 4,4.5). Se exhorta, pues, a la verdadera alegría ante la inminente venida de nuestro Salvador.
[2] Así comenzaba José María Javierre un artículo que, comentando la silueta del presbítero, presentaba la figura ejemplar del joven Carlos María Leisner. Publicado por el Boletín Aldaba del Secretariado de Vocaciones (Toledo 1988). La primera biografía de Leisner la publicó el jesuita P.PIES en 1950: El Esteban de hoy.
[3] La obra de John M. LENZ, Christ in Dachau or Christ victorious (Viena 1960), recoge un apéndice con ochenta fotografías con varias instantáneas de la Capilla del bloque 26. También nos ofrece un retrato del joven Leisner.