Creo que no existe forma de no conmoverse ante un Dios tan bueno, que a pesar de nuestras miserias sigue apostando por nosotros, aún en aquellos momentos en que incluso nosotros mismos no apostaríamos nunca. ¡Este es el Señor que nos ha hecho hijos de Dios! ¡Este es el Dios que se hizo Hombre para que el hombre sea dios!

Al finalizar este 2015 creo que sólo queda caer de rodillas ante el Rey de Reyes y con los ojos llenos de lágrimas de alegría, pronunciar con dulzura ante el Dios-Niño que celebramos hace poco: "Gracias mi Dios y Señor por tanto". 

Que este nuevo año nos agarre confesados, para que la gracia de Dios en nuestra vida sea plena desde el primer día del año, desde la Solemnidad de Nuestra Señora. Desde el corazón les deseo a todos un feliz año. Que el buen Dios nos de la gracia de seguirle siendo fiel en momentos de alegría y de dolor, pero sobre todo, que nos dé la gracia de seguir anhelando la santidad, para algún día poder contemplar Su Rostro por toda la eternidad. 

¡Dios los bendiga!