¡ Que pronto pueda reinar la paz en la faz de la tierra y que todos los seres humanos seamos como buenos hermanos !

Que podamos vivir lo que Isaías profetizó para los tiempos venideros:

Acontecerá en los últimos días
que el monte de la casa del Eterno
será establecido como cabeza de los montes,
y será elevado más que las colinas
y correrán a él todas las naciones.
Muchos pueblos vendrán y dirán:

"Venid, subamos al monte del Eterno,
a la casa del D-s de Jacob para que él nos enseñe sus caminos,
y nosotros caminemos por sus sendas".
Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalem la palabra del Señor".

Será el árbitro de las naciones,
el juez de pueblos numerosos.
Y convertirán sus espadas en rejas de arado,
y sus lanzas en podaderas.
No alzará espada nación contra nación,
ni se adiestrarán más para la guerra.

¡Oh casa de Jacob, venid y caminemos a la luz del Eterno!

(Isaías 2:2-5)