Se ha desvelado estos días el secreto mejor guardado del reino, el de las tan mentadas como desconocidas hijas del presidente del Gobierno. Su celoso padre, tan preocupado de preservar su imagen frente a los medios, no ha tenido, sin embargo, el mismo cuidado para no exponerlas a toda clase de chismes y habladurías con tal de librar una batalla más en la extraña guerra que mantiene contra el Código del Buen Gobierno que él mismo promulgara en su día sin que nadie se lo pidiera. El resultado no ha sido otro que el esperable, y el pato lo han terminado pagando las pobres niñas.

            Naturalmente que he visto las fotos de las hijas del presidente, ¿quién no las ha visto en España? Ha bastado el intento, a lo que se ve frustrado, de preservar su imagen en la forma en que se ha hecho, para que los españoles nos abalancemos como posesos sobre la fotografía en cuestión. ¿Se protege a los menores como lo hacen los Rodriguez-Espinosa? Personalmente soy de los que cree que la cabal protección de los menores pasa más por darles una buena educación en principios, valores y conocimientos, puede que hasta algún cachete a su debido tiempo, que por ponerles rombitos en los ojos para hacerles una foto.
 
            No era, sin embargo, de la censurada imagen facial de las niñas de lo que quería hablarles, sino más bien de la parte de la foto que no ha sido censurada. Díganme Vds. ¿son efectivamente unas botas de infantería lo que lleva la niña que aparece a la derecha con el pelo negro? ¿Son muñequeras lo que porta en ambas muñecas la niña rubia de la izquierda? ¿Es la vestimenta de las niñas la adecuada para la magnitud del evento al que asistían?
 
            Es obvio que el Sr. Zapatero sigue sin comprender la trascendencia que sus actos en la escena internacional comportan. Y ya que no cabe esperar que lo haga por patriotismo quien considera a la nación sobre la que gobierna discutida y discutible, hágalo siquiera por sus hijas, a las que flaco favor ha rendido poniéndolas en boca de todos con un viaje que no debieron realizar, y presentándolas en sociedad en la manera bochornosa en la que lo ha hecho.