Quisiera advertir de entrada que este artículo es políticamente incorrecto desde su título hasta su conclusión, de manera que los hipertensos que son dados a pacifismos relativistas, se les advierte que este artículo NO brindará un punto de vista utópico, sino la pura y triste realidad de una civilización que ha perdido su identidad para abrazar, cual prostituta, lo que sea que se le ofrezca, a cambio de un supuesto “progreso” y dudosa “libertad”.

Es de todos conocidos los últimos atentados que ha sufrido Francia por parte del Estado Islámico, por lo que este artículo es motivado tanto por estos actos, como por los que muy probablemente – y por desgracia – se den en otros lugares del mundo. Es una pena que en mi país, justo el mismo día en que Francia sufre múltiples atentados, nuestro presidente creyó conveniente promover un Centro Islámico en la capital (Quito), sencillamente porque es de ellos en gran parte, de quien depende la economía.

Partamos desde el principio:

Trataré de ser breve, lo prometo…

El fundador del Islam nace en La Meca en el año 570 d. C. (lo señalo con negrita porque hay quienes piensan que esta religión fue anterior al Cristianismo), en el seno de la poderosa tribu de los árabes, los “quarish”. Mahoma quedó huérfano desde muy temprana edad, por lo que su abuelo se hizo cargo de él, que luego también murió, para luego hacerse cargo de él su tío. Se casó con una viuda llamada Khadija, de la cual tuvo dos hijos que murieron jóvenes, y cuatro hijas.

Mahoma se estableció en los alrededores de La Meca y se dedicó al comercio de productos agrícolas, sin embargo, le disgustaba sobremanera la idolatría dominante entre los árabes. Tenía esta costumbre de dedicarse a la contemplación y a retirarse a los desiertos solitarios cercanos a La Meca. En uno de los tantos ires y venires, tuvo un “éxtasis” – aquí es donde se pone interesante el asunto – en donde tuvo diálogos con el Arcángel Gabriel (así es, el mismito que anunció a la Virgen María la encarnación de Jesucristo), el cual lo persuadió – según él – de que él era el elegido de Dios para reformar tanto la religión como la vida social.

Mahoma tuvo mucho contacto con el judaísmo y el cristianismo local, ya que ambas religiones tenían varios adeptos en la península arábiga. Influenciado por ambas fue formulando su religión, haciendo una especie de mix entre el monoteísmo judaico y la ética cristiana, pero dando también cierto espacio al paganismo local.

Podemos calificar a Mahoma como un brillante líder militar y reformador social, siendo que después de once matrimonios (el último con una niña de nueve años), logró formular toda una doctrina y dominar en gran medida toda Arabia. Finalmente, Mahoma muere en el 632, venerado como profeta de Dios, líder religioso y estratega militar.

En la revelación cristiana, el redactor del texto sagrado es al mismo tiempo co-autor con Dios. Hay una legítima inspiración divina, sin embargo, las características y estilo propios del autor, que es humano, influyen al texto. Es decir, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban todas sus facultades y talentos; de este modo, obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito, todo y solo lo que Dios quería" [1]

Por otro lado, en el caso del Corán el autor humano “desaparece”. No es Mahoma quien se dirige al pueblo, sino Allah directamente, dirigiéndose a su maravillado profeta con un imperioso Dile a tus conciudadanos, este mensaje…". Esto se da desde el inicio hasta el final del Corán. Nos encontramos ante un largo monólogo divino que no admite ningún modo de respuestas, el "mudo" interlocutor debe solo escuchar y después "decir", el mensaje a los suyos. Para los musulmanes la mera idea de que Mahoma pueda ser autor del Corán es juzgada blasfema.

Por lo tanto, el Corán es radicalmente distinto a la revelación bíblica, puesto que no admite interpretación de ningún tipo, sino que debe ser tomada de forma literal en toda su integridad. Sobre esto, cada vez que un ignorante de la materia va por allí alegando que la Biblia dice “tal cosa o tal otra”, muchas veces es por falta de conocimiento de la correcta interpretación de dicho pasaje (contexto, mensaje, etc.), sin embargo, en el caso del Corán esto no sucede, debido a que lo que leemos es tal y cual como se presenta. El Corán debe ser entendido como un libro dictado directamente por Alá, suprimiendo así la participación del autor, de su único autor, Mahoma. Vale la pena especificar, que todo lo que Mahoma dice haber recibido por parte del Arcángel Gabriel como revelación directa, fue memorizado en su entereza. Es decir, la tradición del texto fue oral hasta después de la muerte de Mahoma, pues la tradición nos cuenta que él no escribió propiamente nada, más aún, la historia nos refiere que fue analfabeto.

Ante esta situación, la primera cosa que podemos deducir, es que el Corán está completamente abierto a ser un caldo de cultivo para el fundamentalismo religioso desde sus inicios, desprovisto de la posibilidad de una interpretación histórica o de un marco contextual.

Frente a los distintos acontecimientos terroristas que ha presenciado Occidente, y en ellos, la cara más violenta del Islam, pareciese como si los medios de comunicación (dueños y “hacedores” de la opinión pública) tuviesen “dos trabajos”: el primero, comunicar la tragedia para solidarizarse con las víctimas, pero luego, presentar a los terroristas como una especie de “desviación” del Islam. Es decir, el mensaje que recibimos es: “No todos son así, porque en verdad el Islam es una religión de paz”, y así como es propio de la idiotez del hombre de occidente, empiezan los hashtags (#) en repudio del terrorismo, pero a la vez, solidarizándose con el Islam que ha sido “víctima” de una discriminación por parte de todo Occidente. Es interesante que esta actitud sea imposible refiriéndonos al Cristianismo, pues como es muy conocido, la falacia de generalización con respecto al pecado de un miembro del clero, o de algún laico que cause escándalo, es automáticamente comidilla de la prensa, y ocasión para denigrar y atacar a la Iglesia con los titulares más insensatos posibles, generando rechazo y odio en la opinión pública. ¡No señores!, de entre la lista de responsables por la falsa tolerancia a la barbarie que está viviendo Occidente, está cierta prensa, ávida de dinero pero pobre de conocimiento histórico y religioso.

Ignorante es el hombre de Occidente, que desconoce a la segunda religión más grande del mundo, el Islam. La misma raíz del Islam está en la conquista militar, y el fruto que vemos hoy viene de esta raíz. El Islam, desde su mismo principio, fue propagado por “el filo de la espada”. La historia del Islam está repleta de violencia y guerra, desde su nacimiento hasta el día presente. Cuando los musulmanes invadieron España, se necesitaron siete siglos para sacarlos. Los turcos otomanos masacraron a un millón y medio de ármenos entre los años 1915-1916 (un hecho todavía ignorado por mucho del mundo occidental). En el Sudán, más de dos millones de cristianos han sido masacrados y muchos más vendidos como esclavos, todo bajo la dirección del General Umar Bashir (musulmán). En Indonesia, los musulmanes han matado a más de 300.000 católicos desde 1975. El genocidio y la persecución actual de los cristianos en Irak, Irán, Egipto, Pakistán, Nigeria…en el nombre del Islam y los musulmanes.

Sé que aquí saldrá algún desubicado – como lo han hecho en redes sociales – a mencionar las Cruzadas, como parte del espíritu igualitarista de Occidente. Tratando así de fundamentar que “todas las religiones han tenido sus momentos” o algo así, ignorando además, que las Cruzadas fueron una respuesta defensiva ante la invasión y el saqueo de los Lugares Santos, sin embargo, es importante que recordemos la diferencia abismal que hubo entre la invasión islámica de los pueblos cristianos, y la respuesta defensiva de las Cruzadas. 

Luego, yo no encuentro “la conquista por la espada” como un modus operandi estándar del Cristianismo. Diferente a Mahoma, Jesús y sus seguidores no iniciaron la propagación de su fe por la fuerza militar. Lo repetiré con negritas y en mayúscula: MAHOMA EXPANDIÓ EL ISLAM A FUERZA DE ESPADA. El Cristianismo – por otro lado – se expandió A FUERZA DE MÁRTIRES PERSEGUIDOS.

A los propagandistas ignorantes que se dedican a vender una imagen de un Islam pacífico “víctima” de la “terrible” discriminación occidental, deberían por decencia adoptar un crash course de historia. La imagen barata que se nos quiere vender no es otra cosa que un caldo de cultivo para futuras invasiones en Occidente. Y no son estas, “elucubraciones”, sino una realidad presente y constante. Consecuencia además, por la necesidad enfermiza de los políticos por asegurar su capital, haciendo tratos con el mundo islámico a cambio de abrirles las puertas a nuestros países, ciudades, plazas y casas. Dándole la bienvenida a la Yihad[2] que no conoce de paz y mucho menos de diálogo.

Parece como si la gente no terminara de entender que la situación aquí es la siguiente: o es el Islam o es el resto del mundo, pero para el Islam y su enseñanza, no pueden co-existir ambos a la vez.

Occidente se forma bajo el signo de la Cruz y es de ella de la cual recibe la identidad en todo su esplendor, sin embargo, han tenido que pasar varios siglos de Revoluciones con el único objetivo de desterrar la identidad cristiana de los pueblos, para que el día de hoy Occidente abrace el Islam como una “riqueza cultural” y olvide el genocidio constante de los cristianos en Medio Oriente en manos del Estado Islámico, para luego cambiar su perfil de Facebook por la banderita del país que sufre atentados. Hoy fue Francia, ayer fue Estados Unidos, mañana  - Dios no quiera – será otro país… pero lejos de solidarizarse verdaderamente, lo que tenemos es esta sensiblería del momento, en donde si no es un atentado terrorista sino una ballenita asesinada, tendremos acto seguido a miles de millones de personas usando el hastahg #YoSoyBallenita … sin embargo, no tienen ni la menor idea de que esas “atrocidades terribles” que tanto desprecian, son las mismas que acogen con su tibieza al abrir las puertas a esta religión violenta y subversiva, que no conoce de interpretaciones ni diálogos, sino de espada y sumisión.

De entre las tantas diferencias abismales que tenemos con el Islam, evidentemente encontramos aquella de llamar a Dios Padre. Un nombre que falta en los 99 atributos de Alá que el musulmán piadoso repite mientras desgrana su rosario. Y que además, es una verdad teológica que configura de manera total y definitiva la concepción del ser humano y del mundo en relación a Dios. Dios NO ES un dictador implacable que aplasta la naturaleza de los autores bíblicos y les hace caer en “éxtasis” para dictarles Su Palabra, ni da indicaciones a través de revelaciones privadas sin opción a ser interpretadas, sino que Dios se encarnó e irrumpió en la Historia de la humanidad[6], no apareciendo “mágicamente”, sino tomando nuestra carne, nuestra naturaleza, para mostrarnos Su Rostro en Jesucristo. De esa manera nos ha mostrado Su Amor, y su deseo de acercarse a nosotros. Un Dios cercano, es el Dios que se nos ha revelado en Jesucristo. El Único Dios verdadero.

 


[1] Dei Verbum, 11

[2] La Yihad es uno de los principios del Islam. Es la obligación del creyente en Alá, para que la ley divina reine en la tierra. Esta ley implica la guerra santa en todas sus formas y tiene permitido y recomendado como forma concreta, la violencia contra los infieles y la muerte a quienes no se conviertan al Islam y a su único profeta, Mahoma.

[3] Sura 48:16

[4] Sura 9:29

[5] Sura 9:5

[6] El Islam niega la Encarnación.