Revistas del corazón y sexo

 

Echar un vistazo a las revistas de la semana es una de las cosas más curiosas que pueden ocurrir, se dan muchas opiniones,pero, por lo general, nadie dice el porqué de ellas.

 

Por ejemplo, en las llamadas revistas del corazón, hay algunas que pretenden informar simplemente.

 

Pero las que a mí más me llaman la atención son aquellas que parece que a la fuerza tienen que ser modernas.

 

Casi todas las Cartas al Director son de personas que tienen relaciones de pareja, pero sin matrimonio, muchas de las entrevistas tienen que mostrar una liberalidad sexual tremenda, en el sentido de una afición desmedida por el sexo.

 

Así se puede leer: «Cuando me reúno con mis amigas es para hablar de sexo y hombres». ¿De verdad?

 

Yo no estoy tan seguro de que eso sea así siempre. Entre otras cosas, porque creo que sería un aburrimiento, ¡tendréis otras cosas que deciros! Pero existe ese deseo de ser lo más de lo más en

modernidad.

 

 Parece que el sexo es una cosa muy moderna. Algunas veces se juntan unas cuantas personas y tienen que ser todos tan modernos, que aquello parece una competición de decir tonterías.

 

El que no tiene ninguna que decir le da vergüenza y se pone rojo.

 

Ahí va otra píldora sacada de la prensa: «La infidelidad no es mala, lo que pasa es que es difícil de perdonar».

 

O sea, que se carga la relación de pareja.

 

Entonces, ¿para qué es buena? Te lees el artículo y no dice nada. Simplemente es una frase moderna, por la cual nadie va a ser rechazado.

 

Porque claro, estar a favor de la fidelidad parece muy antiguo y trasnochado. No vende.

 

En Occidente vivimos en una sociedad donde hemos llegado a unas cotas de bienestar material, en algunos casos, bastante altas.

 

Pero yo no estoy seguro de que seamos más felices que nuestros abuelos. Tenemos, en general, más dinero, eso sí, pero eso no indica que tengamos más felicidad.

 

El sufrimiento que hay en lo personal difícilmente hubiera sido imaginable en el tiempo de nuestros

abuelos.

 

Mucha gente ha renunciado a pensar, y cuando esto ocurre el deseo de felicidad que toda persona lleva dentro se cambia por pasarlo bien.

 

La gente deja de querer ser feliz, lo que quiere es pasarlo bien. En algunos casos es compatible, en otros no. Además pasarlo bien siempre dura muy poco.

 

Decimos que la infidelidad no es mala y nos quedamos tan campantes.

 

Lo que se sabe de la infidelidad es que es la primera causa de separaciones a nivel mundial.

 

Estas provocan que millones de niños estén prácticamente abandonados,

sin educación, con una falta de cariño tremendo,sin padres.

 

Asimismo, conlleva una serie de enfermedades nuevas que están surgiendo o reapareciendo.

 

Para la persona que ha sido engañada tampoco es muy bueno el que no le hayan sido fiel. 

 

Sentirse rechazado es tremendo, causa unos desamores y unas faltas de autoestima muy grandes.

 

 Lo que hace que las personas que la padecen se sientan indignas de ser queridas.

 

Con lo cual podemos concluir que la infidelidad es unas de las causas mayores de sufrimiento que hay en la sociedad actual. Con lo que parece que muy buena no es.

 

Pero, ¡viva lo moderno!

 

Ahí va otra píldora: «El tontear con otros es síntoma de que te sientes bien». Esta entrevista era a una mujer casada.

Y tirar del bolso a una mujer y salir corriendo es síntoma de agilidad y pegarle con un garrote a otro y aplastarle la cabeza es síntoma de fuerza.

 

Te sientes bien, ¿Qué quiere decir? Que estás animada, que tienes un buen estado de ánimo. Bien, pero se podrá aprovechar ese estado en algo más positivo que en poner en peligro un matrimonio.. Vamos, digo yo.

 

La «modernidad», implica un deseo de no ser rechazado,de estar a la última, de decir lo que se lleva.

 

De mantenerse en el rol que uno se ha creado.

 

Este comportamiento está siendo fruto de mucha infelicidad, de muchas

situaciones que no tienen remedio.

 

Quizás la vida no sea muy larga, pero sí que es muy ancha y pasan muchas cosas. También, en algunas de las que pasan, es irreversible.

Y esta condición, no poder volver atrás, es un tema muy serio que muchas veces tratamos con mucha

ligereza.

 

«Antes muerta que sencilla». Ya, pero con cuidado.

 

 

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