El aburrimiento, la rutina,

es consecuencia de la pereza.

-Proverbio alemán-

-This is terrible, ¿Se dice así en inglés, profe?

-Se dirá, pero ¿a qué te refieres?

-A la rutina de todos los días: levantarse, lavarse, comer, trabajar, descansar…y vuelta a empezar.

-Lo terrible no es lo que se hace, sino la rutina con que se hace. La rutina puede incluso destruir lo más valioso que tenemos: el amor.

-Ya me lo contará con alguna historia ¡no?

- Pues sí.

 

- Escucha. Por lo visto hubo una vez, en la historia del mundo, un día terrible en el que el Odio (que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes) convocó una reunión urgente con todos ellos.

Todos los sentimientos negros del mundo, y los deseos más perversos del corazón humano, llegaron a esta reunión con la curiosidad de saber cuál era el propósito de la convocatoria.

Cuando al fin estuvieron todos presentes, habló el Odio y dijo:

 

- Os he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a

alguien.

Los asistentes permanecieron inmutables, pues era el Odio el que estaba hablando, y él siempre quiere matar a alguien. Sin embargo todos se preguntaban entre sí quién sería tan difícil de matar, como para que el Odio los necesitara a ellos.

 

-Quiero que maten al Amor, añadió.

Muchos sonrieron malévolamente, pues más de uno le tenía ganas... El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo:

- Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto; provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará.

Pasó un año y el Mal carácter se presentó derrotado:

Lo siento, lo intenté todo, pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante.

 

Fue entonces cuando muy diligente se ofreció la Ambición, que haciendo alarde de su poder dijo:

- En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará.

Al año siguiente también la Ambición presentó su fracaso.

Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros; envió a la Frialdad, al Egoísmo, a la Indiferencia, a la Pobreza, a la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerzas y todo lo superaba.

 

El Odio, convencido de que el Amor era invencible, les dijo a los demás:

-No hay nada que hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos...

 

De pronto, de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro, con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no permitía ver su aspecto fúnebre como el de la muerte:

- Yo mataré al Amor, dijo con seguridad.

Todos se preguntaron quién era ese que pretendía hacer sólo lo que ninguno había podido. El Odio dijo:

- Bueno... si estás tan seguro, ve entonces y hazlo.

 

Tan solo había pasado algún tiempo, cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles que después de mucho esperar, por fin EL AMOR HABÍA MUERTO.

Todos estaban felices, pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro habló:

- Ahí les entrego el Amor, totalmente muerto y destrozado, y sin decir más, se marchó.

- Espera ... dijo el Odio - En tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo

desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para sobrevivir. ¿¿¿Quién eres???.

El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y contestó:

- SOY LA RUTINA.

 

-This is terrible.

-¿Qué? ¿La rutina?

-No, usted; siempre tiene salidas.

-Es porque no dejo entrar a la rutina.

-¡Ah!