EVANGELIO

Quien cumpla y enseñe será grande
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

Palabra del Señor.

Avisos:

(Retiros pendientes de apertura de inscripciones. Informaremos más adelante)

Adoración por los matrimonios:

Ponle alma a la cosa.

Cristo le “añade” el espíritu a la ley. Pasamos de un “cumplir porque sí” a desear ser fiel a la voluntad de Dios por amor, por confianza, porque es imposible que nada ni nadie me pueda ofrecer algo mejor de lo que Él me ofrece, porque nadie me ama como Él, porque le amo, porque te amo.

Por tanto, es el paso de “infracción-multa” a “deseo-belleza/grandeza/amor”. Ya no reacciono ante la ley por evitar un mal, sino por amor: El recibido y aquel con el que respondo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Jaime: Cariño, antes te miraba con ojos de deseo. Era mi pecado de lujuria, claramente. Pero el Señor me ha mostrado tu belleza interior, tu alma. Me ha mostrado tu dignidad, tu grandeza como hija Suya, como templo sagrado del Espíritu Santo. Me dolería pisotear tu grandeza y tu dignidad con una mirada lujuriosa. Ahora te miro con veneración.
Ana (Esposa de Jaime): Cariño, antes quería sentirme deseada. No sólo por ti, sino también por otros hombres. Ahora reconozco que mi cuerpo es expresión de mi alma, y en mi alma ya no quiero que haya vanidad, sino amor a ti y a Dios. Reconozco que mi cuerpo es un don para entregarme a ti en esa unión sagrada, en la que nos hacemos uno. He descubierto la dignidad de mi cuerpo, el poder superior que tiene en un plano más trascendental…
Jaime: Antes vivía en un plano muy superficial, sobrevivía. Ahora he aprendido que mi misión es vivir para ti. Para construir contigo un amor de comunión, para dar vida, para estar en ti, para ser tu ayuda adecuada… Eso me ha ayudado a salir de mis egoísmos infecundos y endogámicos. Ahora soy el dueño de mí y de mi vida, para entregarme por entero a ti.
Ana: Antes vivía encerrada en mi dolor. Me sentía víctima y la culpa la tenías tú y algunos de mi entorno. Ahora he descubierto que no puedo tener el foco en mí, porque eso me hace autocompadecerme y me lleva a una oscuridad tremenda. Ahora pongo el foco en administrar los dones de Dios para ti y para otros. Me parece absurdo estar encerrada en mi miserias, cuando puedo estar colaborando con Dios en llevar a los demás la vida, la verdad, la caridad.
Jaime: Qué cambio… ya no cumplimos, ahora amamos, y eso nos lleva a vivir una vida llena, bella.

Madre,

Que sepamos transmitir el amor de Dios, que sepamos ilusionarnos e ilusionar con el tesoro que Él nos ofrece. Gloria a Dios!!